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Oracion Para Despues De Comulgar?

Oracion Para Despues De Comulgar
Oraciones para después de comulgar

  • ORACIONES PARA DESPUÉS DE COMULGAR
  • Alma de Cristo, santifícame
  • Cuerpo de Cristo, sálvame
  • Sangre de Cristo, embriágame
  • Agua del Costado de Cristo, lávame
  • Pasión de Cristo, confórtame
  • ¡Oh buen Jesús!, óyeme
  • Dentro de tus llagas, escóndeme
  • No permitas que me aparte de Ti
  • Del maligno enemigo, defiéndeme
  • En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti,
  • Para que con tus santos te alabe por los siglos de los siglos.
  • Amén.
  • San Ignacio de Loyola encabeza el libro de los Ejercicios Espirituales con esta oración del Alma de Cristo.
  • Es una oración antigua medieval, que ya aparece en varios códices del siglo XIV, a la que San Ignacio tenía una muy especial devoción.
  • Pasión de Cristo, confórtame
  • Y el buen hombre, encontraba su refugio en la Pasión de Cristo y en esta oración repitiéndola con piedad, en la dura trayectoria del cáncer que sufrió.
  • Miradme, ¡Oh mi amado y buen Jesús!,
  • Postrado ante vuestra divina presencia
  • Os ruego y suplico,
  • Con el mayor fervor de que soy capaz,
  • Os dignéis grabar en mi corazón
  • Vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad
  • Verdadero dolor de mis pecados
  • Y firme propósito de jamás ofenderos
  • Mientras que yo,
  • Con todo el dolor y compasión de que soy capaz,
  • Voy considerando vuestras cinco llagas,
  • Teniendo presente aquello que, de Vos,
  • Dijo el santo profeta David
  • “Han taladrado mis manos y mis pies
  • y se pueden contar todos mis huesos”
  • Con las condiciones acostumbradas, se puede lucrar indulgencia plenaria recitándola ante un Crucifijo después de comulgar.
  • Y si quieres, besa el crucifijo después.

El sacerdote le dijo a su hija, al celebrar las exequias de su padre, que le conmovía cuando cada día veía a su padre repetir con piedad estas oraciones después de comulgar ante el crucifijo y besarlo después. Aquél gran hombre, eminente jurista, notario de profesión, que entregó su alma a Dios dejando tras de sí un surco de piedad, de amor y de entrega a su alrededor y que intentó trasmitir a sus nueve hijos el amor que tenía al Crucifijo.

  1. Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad,
  2. mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad,
  3. todo cuanto tengo y poseo

Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro.

  • Disponed, Señor, según vuestra voluntad
  • Dadme vuestro amor junto con vuestra gracia
  • Y seré bastante rico
  • No deseo otra cosa alguna,
  • Oración con la que culminan los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola.

Que buena costumbre repetir, con piedad, estas oraciones tras la Misa, después de la Comunión y lucrar cada día la indulgencia plenaria que se puede ganar y aplicarla por las almas del purgatorio, o por un difunto, o por uno mismo. Indulgencia plenaria que perdona todo reato de pena debida a los pecados cometidos y ya perdonados. Lo que si no se hace aquí, se hará en el purgatorio.

  1. Los días que precedieron a la muerte de una madre joven, que murió con 40 años y dejando 9 hijos, de 6 a 20 años, su hija la oía repetir, con piedad y devoción, estas oraciones.
  2. Que buen hábito es haberlas aprendido con la preparación para la Primera Comunión, y repetirlas después de comulgar cada día tras la Misa y así, llegar a insertarlas en la propia vida.
  3. Que buena costumbre seguir enseñándolas en la Preparación para la Primera Comunión a niños y mayores.

Hay una continuidad en el reguero de santidad. Esas oraciones del siglo XVI nos siguen ayudando ahora. Rosa Corazón : Oraciones para después de comulgar

¿Que se reza después de recibir la ostia?

Para hacer la comunión espiritual: – • Busco un espacio tranquilo. • Me sereno delante De Dios y le doy gracias. • Le manifiesto mi deseo de recibirlo y hago la siguiente oración: “Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar.

Te amo por encima de todas las cosas y te deseo en mi alma. Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como ya has venido, te abrazo y me uno todo a ti. No dejes que me separe jamás de ti. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti.

Tú no te ausentes de mí. Te suplico, oh Señor mío Jesucristo, que la ardiente y dulce fuerza de tu amor, embargue toda mi alma, a fin de que muera de amor por Ti, a sí como Tú te dignaste morir de amor por mí”. Amén *Texto proporcionado por la Parroquia de San Ignacio de Loyola

¿Qué hago después de comulgar?

Acción de Gracias – Cuando regresemos a nuestro asiento después de recibir la Sagrada Comunión, debemos de arrodillarnos (o sentarnos) y orar una Acción de Gracias agradeciéndole al Señor por este gran don de su Cuerpo y Sangre.

¿Cuáles son las oraciones para la comunión?

El Ave María Dios te salve, María; llena eres de gracia; El Señor es contigo; Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

¿Que se reza después de confesarse?

Aprendamos a Confesarnos

  • APRENDAMOS A CONFESARNOS
  • Muchos católicos hacen malas confesiones porque no saben que lo que hacen es pecado, por ignorar lo que realmente es el Sacramento de la Confesión y la manera de efectuarla provechosamente.

¿Qué nos enseña S.S. Juan Pablo II ? “Tener presente que todavía está vigente y lo estará por siempre en la Iglesia la necesidad de la confesión íntegra de los pecados mortales y la norma en virtud de la cual para la recepción digna de la Eucaristía debe preceder la confesión de los pecados cuando uno es consciente de pecado mortal”, por lo tanto para un cristiano el sacramento de la penitencia es el camino ordinario para obtener el perdón y remisión de todos sus pecados cometidos después del bautismo.

  1. Fundamentalmente nos confesamos para obtener la remisión de los pecados y la reconciliación con Dios; por tanto no nos confesamos para simplemente cumplir un requisito de la Iglesia.
  2. Ante todo debemos concientizarnos sobre qué es pecado y si lo que hacemos en nuestras vidas es pecado, debemos sentir la necesidad de pedir perdón a Dios por ofenderlo con el pecado y deseo sincero de no volver a cometerlos otra vez.

Cuando tenemos conciencia de pecado grave tenemos la obligación de confesamos, no podemos acercamos a recibir la Eucaristía, la confirmación, el orden sagrado, el matrimonio o la unción de enfermos con conciencia de pecado grave, en otras palabras el cristiano debe vivir en estado de Gracia.

  1. PREPARACIÓN PARA UNA BUENA CONFESIÓN
  2. Para confesarse bien necesitamos saber cinco cosas:
  3. PRIMERO: HACER UN EXAMEN DE CONCIENCIA, que consiste en recordar todos los pecados que hemos cometido después de la ultima confesión.

Debes recordar cuándo fue tu última confesión pues deberás decirle al sacerdote si fue hace una semana, un mes, un año o más de treinta años desde que no te confiesas. Para ayudarte a recordar todos tus pecados puedes usar esta con la cual analizarás los 10 Mandamientos de Dios y los 5 Mandamientos de la Iglesia, y podrás sincerarte contigo mismo si has pecado contra ellos.

  • SEGUNDO: ARREPENTIMIENTO, que consiste en sentir sincero dolor por haber ofendido a Dios con el pecado, pues el pecado es ofensa contra Dios.
  • Debes pedir a Dios te conceda la Gracia del arrepentimiento y TERCERO: PROPÓSITO DE LA ENMIENDA, que consiste en decidirse firmemente a no volver a pecar, debes estar dispuesto a evitar el pecado, cueste lo que cueste.

Tu voluntad tiene que vencer al pecado, tienes que querer detestar ofender a Dios. CUARTO: CONFESIÓN, que consiste en decirle al sacerdote todos los pecados que hemos descubierto al hacer el examen de conciencia. La confesión es pedirle perdón a Dios, pues Dios no te puede perdonar si tú no le pides perdón.

Debes confesar tus pecados al sacerdote de manera recta y honesta, clara y puntual, con una sinceridad “salvaje”, sin miedos ni culpas. Sé valiente y ¡Confiésate bien! con ayuda de tu Guía para una buena confesión. Tu confesión debe ser sincera, completa, humilde, prudente y breve: sincera, porque no debe mentirle al sacerdote; completa, porque no debes callar ningún pecado; humilde, porque debes reconocer que los demonios son responsables del pecado en el mundo pero tú eres culpable por no haber resistido la tentación y por ofender a Dios con tus pecados; prudente, porque debes ser puntual en decir lo que hiciste, cuántas veces lo hiciste y si involucraste o hiciste pecar a otras personas (para que el sacerdote conozca la gravedad de tu pecado o si hiciste pecar a otras personas), pero sin decir nombres de otras personas ni señalar pecados ajenos, breve, porque debes decir lo que hiciste sin explicaciones innecesarias y sin justificar las cosas que hiciste, pues estarías reconociendo que no te has arrepentido de ello.

QUINTO: SATISFACCIÓN, que consiste en cumplir la penitencia que nos haya impuesto el sacerdote, con la intención de reparar los pecados cometidos. No basta con decirle tus pecados al sacerdote y recibir su absolución, debes cumplir la penitencia impuesta porque es parte del sacramento.

  • CONSEJOS DEL PADRE CARLOS CANCELADO PARA HACER UNA BUENA CONFESIÓN
  • El Padre Carlos Cancelado recomienda REZAR para pedir a tu Santo Ángel de la Guarda que te ayude a recordar todos tus pecados, luego debes hacer tu EXAMEN DE CONCIENCIA revisando los MANDAMIENTOS DE DIOS Y DE LA IGLESIA, uno por uno, y si quieres escribirlos para no olvidarlos (luego de tu confesión deberás romper la lista hecha).
  • Debes tener verdadero DOLOR DE TUS PECADOS y firme PROPÓSITO DE ENMIENDA, es decir, que luego de conocer y recordar tus pecados debes no querer volver los a cometer jamás.
  • Antes de ir a confesarte debes orar a Dios y pedirle un BUEN SACERDOTE QUE TE COMPRENDA Y TE ACONSEJE BIEN, pedirle a tu Santo Ángel de la Guarda y a San Miguel Arcángel que te guíen en tu camino para encontrar el Confesor que Dios quiere, que te protejan en el camino y que no permitan que los demonios se interpongan e impidan tu confesión.
  • Debes ir primero al SAGRARIO y leerle todos tus pecados a JESÚS, tal y como se los vas a decir al Sacerdote; luego debes ir al Confesionario debes CONFESAR TODOS TUS PECADOS QUE HAS RECORDADO sin ocultar ninguno ni justificarte, solo lee la lista que has hecho y los que hayas olvidado los recordarás ahí mismo.

Por último deberás cumplir la PENITENCIA que te dé el Sacerdote Confesor y LISTO, Espera la Santa Misa y comulga con tu alma limpia, sé constante y fuerte para no volver a pecar.

  1. ORACIONES PARA HACER UN BUEN EXÁMEN DE CONCIENCIA Y UNA BUENA CONFESIÓN
  2. Para pedir a Dios te conceda la Gracia de recordar todos tus pecados puedes rezar esta oración:
  3. ORACIÓN PARA ANTES DEL EXAMEN DE CONCIENCIA

Mirad, oh amado y buen Jesús, un pecador, postrado lleno de confianza a vuestros pies. Mis pecados me llenan de temor y no encuentro otro refugio que vuestro amantísimo Corazón. A la vista de ese divino Corazón, la confianza vuelve otra vez a mi alma. Soy, en verdad, oh Señor, el más ingrato de vuestros hijos, que tan mal ha correspondido a vuestro amor, ofendiéndoos a Vos, que sois mi Padre bondadosísimo.

  • Ya no soy digno de ser llamado hijo vuestro.
  • Pero mi pobre corazón no puede vivir sin Vos.
  • Merezco un juez severo; pero en vez de esto, encuentro un Dios, lleno de ternura y amor, clavado en la cruz, por mi bien, y con los brazos abiertos, dispuesto a recibirme, cual Padre amoroso.
  • Vuestras cinco llagas son como otras tantas lenguas que me invitan al arrepentimiento y hablan a mi pobre corazón: vuélvete, hijo mío, vuélvete a Mi, arrepiéntete y no dudes de mi amor y de mi perdón.

Acabad, oh dulce Maestro la obra que en vuestra infinita caridad habéis comenzado. Concededme un poco de aquel conocimiento y de aquel dolor que Vos teníais de mis pecados, cuando en el huerto de los Olivos sudasteis sangre a la vista de ellos, y caísteis como muerto sobre vuestro sagrado rostro, para que yo comprenda el peso y la malicia del pecado y conciba un verdadero dolor.

  • Iluminad mi entendimiento para que conozca claramente mis pecados.
  • Fortaleced mi voluntad para aborrecer mis pecados y arrepentirme de todos ellos.
  • Oh María, Madre de los dolores, ayudadme en esta grande tribulación de mi alma.
  • Ángel de mi guarda, Patronos míos, rogad por mí, para que haga una buena confesión.

Así sea. ORACIÓN PARA DESPUÉS DEL EXAMEN DE CONCIENCIA ACTO DE CONTRICIÓN Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío: por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa, Señor, de todo corazón de haberos ofendido, y propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme, cumplir la penitencia que me fuere impuesta; os ofrezco mi vida, mis obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados, y así como os lo suplico, así confío en vuestra divina bondad y misericordia infinita me los perdonaréis por los méritos de vuestra preciosa Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida.

Así sea. ¡Mi Jesús, azotado en la columna por mis deshonestidades! ¡Mi Señor, coronado de espinas por mis malos pensamientos! ¡ Mi Dios agonizando de pena en el huerto, por mis ingratitudes! ¡El Rey del cielo y tierra tenido por loco y pospuesto a Barrabás por mi soberbia! ¡El autor de la vida puesto en una cruz por mis malditas culpas! ¿Y yo no lloro? Pero no, que ya se enternece el corazón al considerar que yo fui causa de tantos dolores; ya se angustia mi corazón; ya clamo a las puertas de vuestra clemencia.

Dios mío, fuente de misericordia, tened por bien, de limpiarme de mis pecados. Pequé, Dios mío por flaqueza, contra Vos, Padre Eterno, Todopoderoso; por Ignorancia, contra vuestro Unigénito Hijo, Sabiduría infinita; y por malicia contra el Espíritu Santo.

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Con estas culpas os ofendí, Trinidad Soberana. Ayudadme, oh mi dulcísimo Jesús, con vuestra gracia que todo lo puede. En Vos pongo toda mi confianza. Oh Jesús mío, para Ti vivo, para Ti muero, oh Jesús mío, soy Tuyo en vida y muerte. Así sea. AL MOMENTO DE IR AL SAGRARIO A LEER TUS PECADOS A JESÚS EUCARISTÍA Padre, he pecado contra Ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo.

Ten compasión de este pecador y concédeme la Gracia de hacer una buena confesión. He pecado contra ti (leer mentalmente la lista hecha). Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí, Señor, con misericordia, por tu bondad.

  1. Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado, pues yo reconozco mí culpa, tengo siempre presente mi pecado.
  2. Misericordia Dios mío por tu bondad.
  3. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.
  4. ¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme.
  5. Jesús, Hijo de Dios, apiádate de mí, que soy un pecador.

Gracias Señor. Amén. AL MOMENTO DE IR AL CONFESIONARIO Debes ir en silencio, pensando en lo que acabas de rezar delante del Sagrario. Si alguna persona se te acerca y te conversa le pides gentilmente que te deje rezar en silencio porque estás preparándote para tu confesión.

Mientras esperar tu confesión puedes rezar el YO PECADOR y el ACTO DE CONTRICIÓN YO PECADOR (CONFITEOR) Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra y obra; por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa.

Por tanto, ruego a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que roguéis por mí a Dios nuestro Señor.

  • Amén. ACTO DE CONTRICIÓN I ¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
  • Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

Amen. ACTO DE CONTRICIÓN II Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.

AL MOMENTO DE LA CONFESIÓN El sacerdote comenzará diciendo AVE MARÍA PURÍSIMA y tú debes contestar SIN PECADO CONCEBIDA SANTÍSIMA, luego te preguntará hace cuánto tiempo no te confiesas y luego te preguntará por qué deseas pedir perdón a Dios, a lo que tú leerás la lista de pecados que has hecho. Recuerda no justificar nada, pues ya has comprendido que pecaste y debes pedir perdón a Dios por ello.

Luego de la absolución de tus pecados debes cumplir la penitencia impuesta. ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA CONFESIÓN Gracias, oh Padre Celestial, gracias infinitas os doy, por el inmenso beneficio que acabáis de concederme. Habéis purificado mi pobre alma con la Sangre preciosísima de vuestro divino Hijo, mi buen Salvador.

Os ofrezco esta mi confesión y mi penitencia en unión con todos los actos de penitencia que hicieron todos los santos y en especial la de nuestro Señor Jesucristo, su santísima Madre y San José, pidiendo a vuestra bondad paternal que os dignéis aceptarlos y hacerlos meritorios para mi eterna salvación.

Lo que haya podido faltar a la sinceridad de mi preparación, a mi contrición y a la acusación de mis pecados, lo pongo todo en el Corazón adorable de mi buen Jesús, tesoro infinito de todo bien y de todas las gracias. Os ofrezco, oh Padre Eterno el Corazón de vuestro divino Hijo, con todo su infinito amor, todos sus sufrimientos y todos sus méritos para digna satisfacción de mis pecados.

Madre dulcísima de Jesús, María, acordaos que sois también mi madre, Mi pobre alma os fue encomendada por Jesús mismo. En la cruz fue El quien me os dio por Madre. Obtenedme, pues, oh tierna Madre, la gracia de sacar de este santo sacramento todos los frutos que Jesús quiere que yo alcance. Alcanzadme, oh amabilísima Madre, por los dolores que sufristeis al ser separado de Jesús, vuestro divino Hijo, un amor ardiente y fiel a Jesús.

¡Muestra que eres mi Madre! Angel de mi guarda, mi dulce compañía; mis santos patronos y todos los ángeles y santos de Dios, interceded por mí y alcanzadme la gracia de cumplir fielmente con mis propósitos. Así sea. Haz una buena confesión y verás que estas serán las mejores palabras que hayas escuchado jamás: “Dios Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo, por la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda por el ministerio de la Iglesia el perdón y la paz.

Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén,” Que Dios les conceda a todos las Gracias que necesiten. Karla Rouillon Gallangos Googlea “krouillong” y encuéntranos en nuestras redes sociales: Youtube, Gloria.tv, Soundcloud, Pinterest, TikTok e Instagram.

: Aprendamos a Confesarnos

¿Que se dice antes de comulgar?

Acto de Adoración ¡Señor!, te adoro y te reconozco como mi Creador, Redentor y soberano Dueño. Comunión Espiritual Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los Santos.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre y la cooperación del Espíritu Santo, mediante tu muerte diste vida al mundo: líbrame por la recepción de tu Sacrosanto Cuerpo y Sangre de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme que yo siempre cumpla fielmente tus mandamientos y no permitas que jamás me separe de Ti.

Amén. Oraciones para antes y después de comulgar

Oración para antes de la comulgar Oraciones para antes de la comunión Venid Oh Jesús Señor mío Jesucristo Gracias Señor, por la Eucaristía Oraciones breves de Acción de Gracias y para después de la Comunión Formula de intención de la Misa Oración de agradecimiento para después de la Santa Misa y de la Sagrada Comunión Más oraciones

¿Que no debo hacer después de comulgar?

Recibir la Comunión o comulgar es establecer una común-unión con Jesucristo, y esto implica un momento intenso de fervor pues se verifica una adhesión personal a Él. Esa adhesión difícilmente se puede dar sin la necesaria dedicación temporal que requiere una relación interpersonal.

¡Cuando se comulga, Cristo nos une tan íntima y profundamente a Él! Sobre la postura de los fieles después de la Comunión hay indicaciones en la Introducción General del Misal Romano (IGMR). “Sin embargo, pertenece a la conferencia episcopal adaptar los gestos y las posturas descritos en el Ordinario de la Misa a la índole y a las tradiciones razonables de los pueblos, según la norma del derecho” (IGMR, 43).

Según la IGMR, la Comunión puede recibirse de rodillas o de pie (haciendo antes la reverencia profunda, cf. IGMR, 160), y se permanece de pie mientras se canta el canto de comunión, Y ” el canto se prolonga mientras se administra el Sacramento a los fieles “, cf.

  • IGMR, 86. ¿Cuándo termina el rito de la Comunión? Termina cuando el último fiel comulga, no cuando el fiel en sí mismo ha comulgado.
  • Es de suponer que durante ese lapso de tiempo, es decir desde que se comulga hasta que el último fiel comulga, el fiel debe unirse, cantando, al canto de Comunión, y no ponerse a rezar individualmente sentado o de rodillas,

Por eso, normalmente se permanece de pie hasta que se reserva el Santísimo Sacramento, dado el caso, luego de lo cual sí nos ponemos de rodillas o nos sentamos para adorar a Cristo en el silencio, Es lo que de hecho hace el sacerdote que, luego de distribuir la Comunión y de purificar los vasos sagrados, se sienta por unos instantes.

  • Y sería más que aconsejable que el breve momento de silencio no fuera interrumpido ni por música ni por nada,
  • Y los fieles “estarán sentados (), según las circunstancias, mientras se guarda el sagrado silencio después de la Comunión ” (IGMR, 43).
  • Fijémonos que el texto dice que los fieles estarán sentados sólo “después de la Comunión”, no durante el mismo momento de la distribución de la comunión.

Esta es la norma que, en principio, se ha de observar fielmente en la medida de lo posible, es lo ideal. En todo caso, se respeta la postura que al fiel libremente le nazca adoptar desde su corazón orante en el momento posterior a la comunión, Es decir, a pesar de la norma, cada persona puede asumir, después de comulgar, la postura que le sea más cómoda según la edad (p.e.

personas mayores), según la salud, según una amplia gama de circunstancias o por el desconocimiento de la norma o por la costumbre del lugar, para orar o para unirse al canto de comunión; y por tanto no debe “sufrir” por lo que piensen los demás, Es lo dicho por san Agustín: ” En lo esencial, unidad; en lo opcional, libertad; y en todo, caridad”,

Se pide que los sacerdotes y demás fieles respeten la libertad de cada uno en esta materia sin juzgar los motivos. Hay que tener en cuenta que la postura debe favorecer la acción de gracias, la adoración y el recogimiento que deberían seguir a la Sagrada Comunión, habiendo comulgado con fe, fervor y conciencia pura.

¿Que no hacer antes de comulgar?

El canon al que remite el Catecismo dice: «CIC 919 #1 Quien vaya a recibir la santísima Eucaristía, ha de abstenerse de tomar cualquier alimento y bebida al menos desde una hora antes de la sagrada comunión, a excepción de agua y de medicinas.

¿Cuando una persona se divorcia puede comulgar?

Las personas divorciadas y que se han vuelto a casar no pueden participar del sacramento de la Eucaristía por hallarse en una situación irregular y, por tanto, no están en las condiciones que se requieren para acceder a la sagrada Comunión.

¿Quién puede y quien no debe comulgar?

¿Quién puede comulgar? Quien va a tomar la primera Comunión debe confesarse antes de hacerlo. Quien ha cometido un pecado mortal, también debe hacerlo, para recuperar la gracia antes de comulgar. Quien está en estado de gracia no necesita hacerlo. Por: Eduardo María Volpacchio | Fuente: Algunasrespuestas.com ¿Es necesario confesarse para comulgar? Y depende. Quien va a tomar la primera Comunión debe confesarse antes de hacerlo. Quien ha cometido un pecado mortal, también debe hacerlo, para recuperar la gracia antes de comulgar. Quien está en estado de gracia no necesita hacerlo.

  • Premisa “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”.
  • Se recibe al mismo Cristo.
  • Es necesario hacerlo con dignidad.
  • Dos condiciones La Comunión no es un premio.
  • No se precisa ser santo para comulgar.
  • Es una necesidad espiritual, pero tiene unos requerimientos básicos.
  • Las dos primeras condiciones son de origen divino, surgen de la realidad de la Eucaristía y están consignadas en la Sagrada Escritura: 1) estado de gracia; 2) saber a quien se recibe.

Dice San Pable en I Corintios 11, 27-29: “Quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo.” Es necesario distinguir -saber a quién se recibe- y estar en estado de amistad con Dios.

  1. La Teología lo llama “estar en estado de gracia”.
  2. Se pierde por el pecado mortal, que rompe la comunión de vida con Dios.
  3. Se recupera en el sacramento de la Penitencia.
  4. Respecto a la confesión y la Eucaristía, la Iglesia concretó explícitamente dos preceptos: • antes de la Primera Comunión es necesario confesarse.

• si se ha cometido un pecado grave, es necesario confesarse antes de comulgar. ¿Conveniente o necesario? Salvo los dos casos señalados no es necesario confesarse antes de comulgar. Si una persona está en gracia, aunque haga mucho tiempo que no se confiesa, puede comulgar con toda tranquilidad.

  • No debemos añadir más condiciones que las que realmente existen.
  • La confesión frecuente es una práctica muy recomendable para el crecimiento espiritual, tener el alma más purificada, etc.
  • Pero esto es otra cuestión.
  • Una cosa es la conveniencia de la confesión frecuente y otra distinta que sea necesidad para recibir la comunión si uno está en gracia (que no lo es).

Hasta aquí todo resulta bastante claro. ¿Donde surge el problema? En que una persona en estado de pecado mortal puede recuperar la gracia de Dios incluso antes de confesarse. ¿Cómo es eso? Haciendo un acto de contrición perfecta con el propósito de confesar cuanto antes se pueda, se recupera la gracia perdida.

¿Qué es un acto de contrición perfecta? Es un acto de arrepentimiento del pecado cometido, movido por amor de Dios. Dolor de haber ofendido a Dios, tan santo, digno de amor, grande, bueno, etc. ¿Qué es un acto de contrición imperfecta? Es el mismo acto, realizado por motivos sobrenaturales, muy buenos todos, pero que no son el amor de Dios: miedo al infierno, fealdad del pecado, deseos de comulgar, peso de la conciencia, etc.

El dolor de la contrición imperfecta es suficiente para recibir el perdón de los pecados en la confesión. Si al dolor de la contrición perfecta se le une el propósito de confesar, se obtiene la gracia -podríamos decir- por adelantado, antes de la confesión.

  1. Entonces, ¿puedo comulgar después de cometer un pecado mortal, antes de confesarme, si hago un acto de contrición perfecto? – No – ¿Y por qué no? Los sacramentos dignamente recibidos dan la certeza de acceder a la gracia de Dios.
  2. Actúan “ex opere operato” según explica la Teología: en virtud -por eficacia- de lo actuado que no falla.
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Si no pongo un obstáculo a su acción, la realiza eficazmente. En cambio cuando hago un acto de contrición perfecta, estoy en un ámbito no sacramental, en el cual dependo de -por decirlo de alguna manera- la “calidad” de mi acción. No tengo certeza de haber hecho realmente un acto de contrición perfecta.

No tengo cómo medir la perfección/imperfección de mi acto de contrición. Si comulgara así me podría exponer a recibir al Señor indignamente, y cometer así un sacrilegio. El problema no es sólo mi pecado, es problema sobretodo es el respeto que Dios merece: no puedo exponer la Eucaristía a semejante afrenta.

Sin necesidad no sería lógico correr ambos riesgos. Por esto la Iglesia, para cuidar la dignidad del Sacramento y el alma de los fieles, impuso un precepto en el Concilio de Trento: que nadie con conciencia de haber cometido un pecado mortal se acercara a comulgar, por muy contrito que se sienta, sin haberse confesado antes.

Es decir, que hay una ley de la Iglesia que lo manda. ¿Tiene excepciones? Sí, porque los preceptos eclesiásticos no obligan cuando hay una dificultad grave. El precepto divino no tiene excepción: no se puede comulgar en estado de pecado. El precepto eclesiástico puede tenerla: se podría comulgar en el estado de gracia obtenido mediante un acto de contrición perfecta aún antes de confesarse, si hubiera alguna dificultad grave.

En este caso, una grave necesidad de Comulgar. Es decir, que si una persona tiene obligación de comulgar y no puede confesarse, puede hacer un acto de perfecta contrición y comulgar. Un ejemplo: el sacerdote debe celebrar los sacramentos en estado de gracia.

Si no lo estuviera cometería un sacrilegio. Además, cuando celebra Misa no puede no comulgar (la comunión del sacerdote forma parte de la ceremonia). Si, en un pueblo, el sacerdote estuviera en estado de pecado mortal, no tuviera con quien confesarse, y debiera celebrar la Misa para el pueblo, ¿qué tendría que hacer? Ese sacerdote debe hacer un acto de contrición perfecta y celebrar la Santa Misa.

Otro ejemplo: si omitir la comunión procurara un grave escándalo o infamia. Es el caso de una persona está en la cola para comulgar y de repente recuerda estar en pecado mortal (no lo sabía antes). Si no puede alejarse sin llamar gravemente la atención de los demás, puede comulgar haciendo un acto de perfecta contrición.

  • Obviamente no es el caso de quien no quiere confesarse, sino de quien, de buena fe, se encuentra en esa situación.
  • Obviamente sin una necesidad real, y una dificultad grave también real, sería un grave abuso el incumplimiento de este precepto de la Iglesia, cuyo fin no es impedir a la gente la comunión, sino conseguir que lo haga dignamente, evitando todo peligro de sacrilegio.

Sería absurdo exponerse a cometer un sacrilegio, para satisfacer las ganas de comulgar, o para evitar la vergüenza de dejar de hacerlo, o por la “necesidad” de recibir al Señor, etc., sin una necesidad grave de recibir la Eucaristía. De hecho, casi nunca hay obligación de comulgar (es el caso del sacerdote que celebra y algún otro caso excepcional).

  • ¿Y si el sacerdote me deja? A veces se escucha decir: “Pero, un sacerdote me dijo que comulgara.”.
  • Entonces nos preguntamos, ¿puede un sacerdote eximir del cumplimiento de esta ley? No, porque no tiene ninguna potestad sobre ella.
  • Si te lo dijo, se equivocó, no tendría que habértelo dicho.
  • Hay cosas para las que se tiene poder, y cosas para las que no.

Si no tengo poder de hacer algo, e intento hacerlo, el intento es vano, ya que lo hecho no tendrá ninguna validez. Sería como si un diácono quisiera consagrar: por mejor voluntad que le pusiera nunca conseguiría que el pan se convierta en el Cuerpo de Cristo, porque no tiene el poder de hacerlo.

  1. Si un sacerdote da permiso para hacer algo, en lo que no tiene potestad, el permiso es absolutamente inválido.
  2. Además un mal consejo no te excusa de pecado.
  3. Por tanto, no pierdas el tiempo pidiendo permiso para comulgar: estar en condiciones de comulgar o no estarlo no depende del sacerdote que tengas delante.

Por otro lado, salvo el caso de personas que viven en situaciones irregulares, la solución es muy sencilla: acudir a confesarse. ¿Para qué ir a Misa si no puedo Comulgar? Para ofrecer a Dios el sacrificio redentor de Cristo. Es cierto que la Iglesia recomienda -para una participación más plena- que aquellos que están en condiciones de hacerlo, comulguen.

  • Pero esto no quita que se pueda participar activamente en la Misa sin comulgar.
  • Son dos cuestiones distintas.
  • Y la comunión siempre presupone las debidas disposiciones, sin las cuales, haría daño, mucho daño al alma de quien comulga.
  • Además en el caso de la misa dominical, no asistir a Misa añadiría otro pecado mortal a la persona.

El cumplimiento del precepto dominical es absolutamente independiente de la Comunión: se lo cumple con la asistencia a Misa y punto. La insistencia de la Iglesia La Iglesia ha insistido tanto en este tema en documentos recientes que resulta realmente doloroso que haya quienes propongan una práctica contraria a esta enseñanza.

Lo que la Iglesia enseña y quiere está clarísimo para quien sepa leer y quiera obedecer. Le pediría a quien difunda lo contrario, que tenga al menos la honestidad de decir a los fieles que no es eso lo que la Iglesia sostiene. De lo contrario estaría engañándolos en su buena fe. Decirle a un fiel: “comulgá y después te confieso” (salvo los casos excepcionales de necesidad grave de comulgar) es descabellado, significa tanto como decirle: “cometé un sacrilegio y después te confieso”.

No, mejor no cometas el sacrilegio.P. Eduardo Volpacchio ANEXO: Algunos textos del Magisterio reciente Catecismo de la Iglesia Católica, n 1385: Debemos prepararnos para este momento tan grande y santo.S. Pablo exhorta a un examen de conciencia: “Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.

  • Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz.
  • Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo” ( 1 Cor 11,27-29).
  • Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar.
  • Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción Redemptionis Sacramentum, Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía (25.3.2004) n.81.

La costumbre de la Iglesia manifiesta que es necesario que cada uno se examine a sí mismo en profundidad, para que quien sea consciente de estar en pecado grave no celebre la Misa ni comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental, a no ser que concurra un motivo grave y no haya oportunidad de confesarse; en este caso, recuerde que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el propósito de confesarse cuanto antes.n.87.

  • La primera Comunión de los niños debe estar siempre precedida de la confesión y absolución sacramental.
  • Juan Pablo II, Encíclica Ecclesiae de Eucaristía (17.4.2003) 36.
  • La comunión invisible, aun siendo por naturaleza un crecimiento, supone la vida de gracia, por medio de la cual se nos hace «partícipes de la naturaleza divina» (2 Pe 1, 4), así como la práctica de las virtudes de la fe, de la esperanza y de la caridad.

En efecto, sólo de este modo se obtiene verdadera comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. No basta la fe, sino que es preciso perseverar en la gracia santificante y en la caridad, permaneciendo en el seno de la Iglesia con el «cuerpo» y con el «corazón»; es decir, hace falta, por decirlo con palabras de san Pablo, «la fe que actúa por la caridad» (Ga 5, 6).

  1. La integridad de los vínculos invisibles es un deber moral bien preciso del cristiano que quiera participar plenamente en la Eucaristía comulgando el cuerpo y la sangre de Cristo.
  2. El mismo Apóstol llama la atención sobre este deber con la advertencia: «Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa» (1 Co 11, 28).

San Juan Crisóstomo, con la fuerza de su elocuencia, exhortaba a los fieles: «También yo alzo la voz, suplico, ruego y exhorto encarecidamente a no sentarse a esta sagrada Mesa con una conciencia manchada y corrompida. Hacer esto, en efecto, nunca jamás podrá llamarse comunión, por más que toquemos mil veces el cuerpo del Señor, sino condena, tormento y mayor castigo».

Precisamente en este sentido, el Catecismo de la Iglesia Católica establece: «Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar». Deseo, por tanto, reiterar que está vigente, y lo estará siempre en la Iglesia, la norma con la cual el Concilio de Trento ha concretado la severa exhortación del apóstol Pablo, al afirmar que, para recibir dignamente la Eucaristía, «debe preceder la confesión de los pecados, cuando uno es consciente de pecado mortal».37.

La Eucaristía y la Penitencia son dos sacramentos estrechamente vinculados entre sí. La Eucaristía, al hacer presente el Sacrificio redentor de la Cruz, perpetuándolo sacramentalmente, significa que de ella se deriva una exigencia continua de conversión, de respuesta personal a la exhortación que san Pablo dirigía a los cristianos de Corinto: «En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!» (2 Co 5, 20).

  1. Así pues, si el cristiano tiene conciencia de un pecado grave está obligado a seguir el itinerario penitencial, mediante el sacramento de la Reconciliación para acercarse a la plena participación en el Sacrificio eucarístico.
  2. Instrumentum laboris del XI Sínodo de Obispos (Octubre, 2005) 13.(.) La pertenencia a la Iglesia es prioritaria para poder acceder a los sacramentos: no se puede acceder a la Eucaristía sin haber antes recibido el Bautismo o no se puede retornar a la Eucaristía sin haber recibido la Penitencia, que es el «bautismo laborioso» para los pecados graves.

Desde los orígenes la Iglesia, para expresar tal urgencia propedéutica, instituyó respectivamente el catecumenado para la iniciación y el itinerario penitencial para la reconciliación.22. El sacramento de la Reconciliación restablece los vínculos de comunión interrumpidos por el pecado mortal.

  1. Por lo tanto, merece una particular atención la relación entre la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación.
  2. Las respuestas indican la necesidad de proponer nuevamente esa relación en el contexto de la relación entre Eucaristía e Iglesia, y como condición para encontrar y adorar al Señor, que es el Santísimo, en espíritu de santidad y con corazón puro.

Él ha lavado los pies a los Apóstoles, para indicar la santidad del misterio. El pecado, como afirma San Pablo, provoca una profanación análoga a la prostitución, porque nuestros cuerpos son miembros de Cristo (cf.1 Co 6,15-17). Dice, por ejemplo, San Cesáreo de Arles: «Todas las veces que entramos en la iglesia, reordenamos nuestras almas, así como quisiéramos encontrar el templo de Dios.

  1. ¿Quieres encontrar una basílica reluciente? No manches tu alma con la inmundicia del pecado».
  2. La relación entre Eucaristía y Penitencia en la sociedad actual depende mucho del sentido de pecado y del sentido de Dios.
  3. La distinción entre bien y mal frecuentemente se transforma en una distinción subjetiva.

El hombre moderno, insistiendo unilateralmente sobre el juicio de la propia conciencia, puede llegar a trastrocar el sentido del pecado.23. Son muchas las respuestas que se refieren a la relación entre Eucaristía y Reconciliación. En muchos países se ha perdido la conciencia de la necesidad de la conversión antes de recibir la Eucaristía.

El vínculo con la Penitencia no siempre es percibido como una necesidad de estar en estado de gracia antes de recibir la Comunión, y por lo tanto se descuida la obligación de confesar los pecados mortales. También la idea de comunión como «alimento para el viaje», ha llevado a infravalorar la necesidad del estado de gracia.

Al contrario, así como el nutrimento presupone un organismo vivo y sano, así también la Eucaristía exige el estado de gracia para reforzar el compromiso bautismal: no se puede estar en estado de pecado para recibir a Aquel que es «remedio» de inmortalidad y «antídoto» para no morir.

Muchos fieles saben que no se puede recibir la comunión en pecado mortal, pero no tienen una idea clara acerca del pecado mortal. Otros no se interrogan sobre este aspecto. Se crea frecuentemente un círculo vicioso: «no comulgo porque no me confesé, no me confieso porque no cometí pecados». Las causas pueden ser diversas, pero una de las principales es la falta de una adecuada catequesis sobre este tema.

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Otro fenómeno muy difundido consiste en no facilitar, con oportunos horarios, el acceso al sacramento de la Reconciliación. En ciertos países la Penitencia individual no es administrada; en el mejor de los casos se celebra dos veces al año una liturgia comunitaria, creando una fórmula intermedia entre el II y el III rito previsto por el Ritual.

  1. Ciertamente es necesario constatar la gran desproporción entre los muchos que comulgan y los pocos que se confiesan.
  2. Es bastante frecuente que los fieles reciban la Comunión sin pensar en el estado de pecado grave en que pueden encontrarse.
  3. Por este motivo, la admisión a la Comunión de divorciados y vueltos a casar civilmente es un fenómeno no raro en diversos países.

En las Misas exequiales o de matrimonios o en otras celebraciones, muchos se acercan a recibir la Eucaristía, justificándose en la difundida convicción que la Misa no es válida sin la Comunión.24. Ante estas realidades pastorales, en cambio, muchas respuestas tienen un tono más alentador. También te puede interesar Consultorios

¿Cuando una persona no puede comulgar?

La lista de pecados por los que el cura de Viveros no te dará la comunión Al párroco de la Iglesia de San Bartolomé de Viveros se le ha ocurrido la curiosa idea de colocar una enorme lona en la puerta del templo con una larga lista de pecados por las que un feligrés no alcanzará la salvación o no podrá tomar la comunión.

¿Qué dijo antes de confesarse?

Ven, Espíritu Santo, iluminan mi mente para que pueda ver claramente todos mis pecados. No sea yo engañado por el amor propio, muéstrame el verdadero estado de mi conciencia. Mueve mi voluntad al dolor sincero; ayúdame a hacer una buena confesión. Santa Madre de Dios, ruegan por mí para que pueda enmendarme.

¿Cómo confesarle mi amor?

¿Estás enamorado/a y no sabes cómo decírselo? ¿Quieres hacerlo de la mejor manera posible? ¿Te encantaría que fuera inolvidable? Si estás enamorado y esa persona tan especial aún no lo sabe, es importante que sepas cómo declararte de la mejor manera para que nunca lo olvide.En unComo.com sabemos lo difícil que es decirle a alguien lo que sientes, por eso hemos preparado este artículo para que sepas cómo confesarle tu amor a esa persona tan importante para ti.

Pasos a seguir: 1 Si estás enamorado de un amigo, debes tener en cuenta que si te declaras a esa persona, vuestra relación cambiará. Cuando no hemos traspasado la línea de amigos actuamos de una manera más despreocupada y natural, en cambio, cuando sabemos que la otra persona siente algo especial por nosotros, podemos volvernos más introvertidos y menos espontáneos por miedo a no hacerle daño.

Es aconsejable que, si te declaras, lo hagas con una cierta certeza de que la otra persona te corresponderá. Si no es así, es posible que vuestra amistad se resienta e, incluso, seas tú quien prefieras no continuar manteniendo una relación con esa persona por miedo a sufrir. 2 Valora la posibilidad de que te rechace, Es posible que esa persona que es tan importante para ti no sienta lo mismo así que prepárate para una negativa y busca alternativas y ventajas a ésta. Si te quedas anclado en el miedo a que te rechacen te costará mucho más dar el paso y puedes tener el peligro de entrar en una espiral de sufrimiento y falta de autoestima.

Hay muchos peces en el mar y, aunque no lo creas, las cosas pasan por algún motivo. Si esa persona te rechaza dará paso a que otra, más adelante, se presente en tu vida y posiblemente sea esa la que te haga de verdad feliz. Plantéate la vida como una gran aventura donde a veces se gana y otras se pierde.

Pero se pierde para ganar después, no lo olvides. 3 Busca el momento oportuno, No te lances cuando esté con los amigos hablando o divirtiéndose. Escoge momentos tranquilos, en los que estéis los dos solos y nadie pueda interrumpiros o molestaros. Tampoco elijas etapas complicadas para esa persona como la reciente ruptura de otra relación, la muerte de un ser querido o circunstancias estresantes. 4 Empieza de forma sutil y, poco a poco, analiza como reacciona. Si ves que la reacción no es la esperada, no continúes pues es posible que la negativa esté a la vuelta de la esquina. Valora si el motivo es que no has escogido el momento adecuado o, simplemente, no le gustas.

  1. Es importante que adoptes una actitud cariñosa, sensible y humilde.
  2. Lo que digas debe ser sincero, que salga del corazón.
  3. De lo contrario la otra persona puede notarlo y tomar una actitud defensiva.
  4. Dile cosas bonitas y agradables, regálale los oídos para que se sienta cómodo/a.
  5. Puedes probar con un cierto acercamiento, acariciar su pelo, su brazo o tomar su mano.

todo debe ser lo más natural posible y que no resulte incómodo para la otra persona. En unComo te damos algunos consejos para que sepas declararte a un hombre y declararte a una mujer, 5 Antes de dar el gran paso, puedes preparar tu discurso con antelación, esto te ayudará a encontrarte más cómodo y perder el miedo. Practica con alguna persona cercana con la que tengas confianza, pídele consejo y escucha sus experiencias, pueden servirte de gran ayuda.

También puedes practicar cómo sería tu reacción ante un rechazo. En ese caso, facilita a esa persona el complicado momento de decir que no. Sé consciente de que las cosas, aunque las ensayes, nunca saldrán exactamente como las habías pensado. El consejo final es que no pienses demasiado, Si piensas mucho sobre el tema, empezarás a valorar variables que no habías planteado antes, que probablemente nunca ocurran y que pueden echarte para atrás.

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¿Que se dice al momento de comulgar?

Este ‘Amén’ debe ser la afirmación de la fe: ‘Cuando pides la Comunión, el sacerdote te dice : ‘El Cuerpo de Cristo’, y tu dices : ‘Amén’, ‘es así’; lo que la lengua confiesa, lo conserve el afecto’ (S.

¿Cuánto tiempo se debe esperar para comer después de comulgar?

Después de comulgar, ¿qué es lo más aconsejable? © John Ragai-CC https://www.flickr.com/photos/johnragai/6999511358/ – publicado el 08/06/15 La Iglesia nos enseña que después de recibir la Sagrada Hostia, Presencia real de Jesús: cuerpo, sangre, alma y divinidad; Él está substancialmente presente en nosotros hasta que nuestro organismo consuma las especies del trigo; esto puede llevar cerca de 15 minutos.

Después de eso, Jesús pasa a estar en nuestra alma por la acción del Espíritu Santo y de Su gracia. El gran San Pedro Julião Eymard, en su libro Flores de la Eucaristía (Ed. Palabra Viva, Sede Santos, Distribuidora Loyola, pgs 131-135), nos enseña la importancia de la acción de gracias. Transcribo aquí algunas de sus enseñanzas para su meditación: ” El momento más solemne de vuestra vida es el de la acción de gracias, en que poseéis al Rey de la Tierra y del cielo, vuestro Salvador y Juez, dispuesto a concederos todo lo que le pidas “.

“La acción de gracias es de imprescindible necesidad, a fin de evitar que la Santa Comunión degenere en un simple hábito piadoso.” “Nuestro Señor permanece poco tiempo en nuestros corazones, después de la Santa Comunión, sin embargo los efectos de su presencia se prolongan.

  1. Las santas especies son como una cubierta, la cual se rompe y desaparece para que el remedio produzca sus saludables efectos en el organismo.
  2. El alma se hace entonces como un florero que recibió un perfume precioso.” ” Consagrad a la acción de gracias media hora si es posible, o, por lo menos, un riguroso cuarto de hora (15 minutos).

Daréis prueba de no tener corazón y de no saber apreciar debidamente lo que es la Comunión si, después de haber recibido a Nuestro Señor, nada sentisteis y no le sabes agradecer”. “Dejad, si quisieres, que la Santa Hostia permanezca un momento sobre vuestra lengua a fin de que Jesús, verdad y santidad, la purifique y santifique.

Introdúcela después en vuestro pecho, en el trono de vuestro corazón, y, adorando en silencio, comenzad la acción de gracias” (pg.131). “Adorad a Jesús sobre el trono de vuestro corazón, apoyándoos sobre el de Él, ardiente de amor. Exaltadle el poder proclamadlo Señor vuestro, confesaos ser feliz siervo, dispuesto a todo para complacerle”.

” ¡Agradecedle la honra que os hizo, el amor que os testimonió, y lo mucho que os dio en esta Comunión! ¡Alabad Su bondad y su amor para con vosotros, que sois tan pobres, tan imperfectos, tan infieles! Invitad a los ángeles, los santos, la Inmaculada Madre de Dios para alabarlo y agradecerle por vosotros.

  • Uníos a las acciones de gracias amantes y perfectas de la Santísima Virgen.” “Agradezcamos por medio de María, pues cuando un hijo pequeño recibe alguna cosa cabe a la madre agradecer por él.
  • La acción de gracias identificada con la de María Santísima será perfecta y bien aceptada por el Corazón de Jesús.” “En la acción de gracias de la Comunión, llorad vuestros pecados a los pies de Jesús como Magdalena (Jo 12,3), prometedle fidelidad y amor, hacedle el sacrificio de vuestras acciones desordenadas, de vuestra tibieza, de vuestra indolencia en emprender lo que os cuesta.

Pedidle la gracia de no más ofenderlo, profesarle que preferís la muerte al pecado”. “Pedid todo lo que quisieres; es el momento de la gracia, y Jesús estrá dispuesto a daros el propio Reino, Es un placer que le proporcionamos, ofrecerle ocasión de distribuir sus beneficios.” “Pedidle el reinado de la santidad en vosotros, en vuestros hermanos, y que su caridad abrace todos los corazones.” Por Felipe Aquino Fuente: http://blog.cancaonova.com/felipeaquino/2015/04/17/16495/ originalmente publicado por Gaudium Press Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.

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¿Cuánto tiempo hay que estar sin comer para comulgar?

Publicado: 01 Junio 2021 Para recibir la Eucaristía, los fieles deben de abstenerse de tomar cualquier alimento o bebida desde, al menos, una hora antes de la sagrada comunión (CIC 919). A esto se le conoce como ayuno eucarístico, y tiene por fin preparar de forma corporal el encuentro con Cristo.

  1. En cuanto a la materia de la obligación, hay que decir que se permite tomar agua y medicinas.
  2. Y en cuanto a los sujetos, las personas enfermas o edad avanzada, y quienes los cuidan, pueden recibir la santísima Eucaristía, aunque hayan tomado algo en la hora anterior.
  3. También puede tomar algo el sacerdote que celebra más de una misa al día antes de la segunda o tercera misa (CIC 919).

El ámbito temporal de la obligación es una hora antes de la sagrada comunión, no de la misa. Anteriormente el ayuno eucarístico iniciaba desde la medianoche anterior a que se comulgara. Pio XII lo redujo a tres horas, y san Pablo VI estableció la práctica actual.

¿Que se dice después de la consagración?

Después de la consagración el sacerdote dice: Éste es el Misterio de la fe y el pueblo responde con una de las aclamaciones prescritas. Al final de la Plegaria eucarística, el sacerdote, tomando la patena con la hostia y el cáliz y elevando ambos, pronuncia él solo la doxología: Por Cristo.

¿Qué dice el padre cuando levanta el cáliz y la ostia?

Luego, de pie, vuelto hacia el altar, el sacerdote dice en secreto: El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna, y con reverencia consume el Cuerpo de Cristo. Después toma el cáliz diciendo en secreto: La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna, y con reverencia toma la Sangre de Cristo.

¿Qué se hace cuando uno se arrodilla en la Misa?

El típico error que cometes al entrar en una iglesia y no lo sabías Los católicos cuando entran a una iglesia deben arrodillarse. Este gesto tiene un gran significado teológico. Aunque muchos lo han olvidado, la genuflexión es una señal de respeto, de suprema adoración y reverencia y, por tanto, solo se reserva para Dios.

  • La Instrucción General 2000 del Misal Romano es el conjunto de normas que rigen la celebración de la Santa Misa.
  • En este documento menciona lo siguiente: “Se hace genuflexión al principio y final de la Misa si el sagrario con el Santísimo Sacramento está en el presbiterio y siempre que alguien pase frente al Santísimo Sacramento” (IGRM, no.274).

Según el Diccionario de la lengua española, la genuflexión es la “acción de doblar una rodilla, o ambas, hacia el suelo, generalmente en señal de reverencia, sumisión o adoración”. Oracion Para Despues De Comulgar