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Oracion Justo Juez?

Oracion Justo Juez
¡Oh, Justo Juez, Hijo del Eterno Padre, que con Él y con el Espíritu Santo eres un solo Dios verdadero! ¡Oh Verbo Divino hecho hombre! Yo te suplico me cubras con el manto de la Santísima Trinidad para que libre de todos los peligros y glorifiquen tu Santo Nombre. Amén.

¿Qué dice la Biblia de la oración del justo?

1 ¡Vamos ahora, oh ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.2 Vuestras a riquezas están podridas y vuestras ropas están comidas de polilla.3 Vuestro oro y plata están a enmohecidos ; y su b moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestros cuerpos como fuego.

Habéis acumulado tesoros para los días finales.4 He aquí, clama el a jornal de los obreros que han segado en vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han llegado a los oídos del Señor de los b ejércitos,5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y habéis sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.6 Habéis condenado y dado muerte al justo, sin que él os opusiese resistencia.7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor.

Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.8 Tened también vosotros paciencia; a fortaleced vuestros corazones, porque la b venida del Señor se acerca.9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez ya está a las puertas.10 Hermanos míos, tomad como a ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que a sufren,

Habéis oído de la paciencia de b Job, y habéis visto la finalidad del Señor, porque el Señor es muy c misericordioso y d compasivo,12 Pero sobre todo, hermanos míos, a no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra ni por ningún otro b juramento ; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración.

¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.14 ¿Está alguno a enfermo entre vosotros? Llame a los b ancianos de la iglesia, y oren ellos por él, c ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.15 Y la a oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán b perdonados,16 Confesaos vuestras faltas unos a otros y orad los unos por los otros, para que seáis sanados; la a oración eficaz del b justo puede mucho.17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y rogó fervientemente que no lloviese, y no a llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses.18 Y otra vez oró, y el cielo dio a lluvia, y la tierra produjo su fruto.19 Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, 20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino a salvará un alma de la muerte, y b cubrirá multitud de pecados.

¿Por que cerramos los ojos cuándo vamos a rezar?

“¿Por qué cerramos los ojos cuando vamos a rezar, besar, llorar o soñar? Porque las cosas más bellas de la vida no son vistas sino sentidas con el corazón.”

¿Qué salmo es para alejar enemigos?

Salmo 59. David ora para ser librado de sus enemigos — Dios gobierna en Jacob hasta los confines de la tierra.

¿Cómo vencer a los enemigos?

Descargar el PDF Descargar el PDF Todos tienen enemigos. No tienes que ser como Don Corleone y encontrarte bajo la mirada de personas rabiosas con los años. Seas inocente o no, aprender a derrotar a estos enemigos es una parte esencial para continuar con tu vida diaria y vivir sin miedo a ser intimidado. Puedes aprender a entender a tu enemigo, deshacerte de él por completo y defenderte si es necesario.

  1. 1 Descubre a qué tipo de enemigo te enfrentas. No todos los enemigos son iguales. Dependiendo de quién es y la naturaleza de su relación, debes aprender sobre cómo actúa antes de aprender a derrotarlo.
    • Tus enemigos son como otra versión de tu propio mundo. Encontrarás enemigos en el trabajo, escuela y otras situaciones en las que te topes con personas que piensan como tú. Todo indica que tú y tu enemigo deberían ser amigos porque tienen intereses, objetivos y pasatiempos similares, solo que simplemente no se llevan bien. Son como el agua y el aceite.
    • Existen “amigos” que no te agradan. Tal vez tienes amigos con los cuales has pasado más tiempo de lo que recuerdas; por ende, son más como hermanos que amigos. Sin embargo, cuando pasan tiempo juntos, solo te deprimen. Dichos “amigos” son irritantes, tóxicos y deprimentes.
    • Los bravucones son difíciles. Desde la escuela hasta el trabajo, los bravucones son una amenaza seria para tu día a día. Un bravucón es una persona con problemas para confiar en sí mismo e intenta desquitarse con otros que considere débiles, seleccionando personas específicas y atormentándolas sin descanso.
  2. 2 Mantén a tus enemigos cerca. Este antiguo refrán es cierto: mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca. Si quieres vencerlos, debes aprender cómo actúan. Esto significa hablar con ellos, pasar tiempo observándolos y aprender todo lo posible sobre cómo piensan.
    • Muchos bravucones, “amigos” que no te gustan y otro tipo de enemigos actúan por celos. A menudo, los enemigos se meten con cosas con las cuales se sienten ansiosos en sus propias vidas. Si te fastidia por algo, posiblemente es porque se sienta ansioso por lo mismo en su vida.
    • Los enemigos fastidian a las personas que consideran una amenaza. En la escuela o trabajo, siempre hay competencia. Tus enemigos buscan eliminar a la competencia, lo cual significa que estás en una buena posición.
  3. 3 Observa a tu enemigo. Analizar la forma en la cual tu enemigo te fastidia te ayudará a planear una manera de vengarte. ¿Con quiénes se junta? ¿Qué le interesa? ¿Qué desea? Conoce sus motivos o problemas a nivel personal. ¿Cómo es su vida familiar? ¿De dónde viene? Investiga un poco y responde a algunas de tus interrogantes.
  4. 4 Descubre su punto débil. Todo enemigo tiene una debilidad, no importa cuán fuerte parezca cuando te pones en sus zapatos. Encontrar su punto débil es importante para planificar tu venganza y sacarlo de tu vida por tu bien. Algunas debilidades comunes son:
    • La arrogancia. Tal como las historias griegas antiguas, el orgullo excesivo puede ocasionar la ruina de muchos de tus enemigos. Si tienes un enemigo presumido y pretencioso, ridiculizarlo lo pondría en una posición devastadora. Posiblemente, una buena venganza sea ridiculizarlo o hacerlo fallar en público.
    • La confianza en sí mismo. Muchos bravucones son como niños grandes que no tienen confianza en sí mismos o no creen en sus propias habilidades. Muchos solo buscan compañía y amigos porque se sienten poco valorados o amados. Posiblemente, estos tipos de bravucones responden mejor a tácticas más amables.
    • La competitividad. Muchos enemigos son personas muy competitivas que permiten que su amor por ganar supere otras cosas, tales como la decencia y amabilidad. Aprender a evitarlos e ignorarlos es la mejor forma de manejarlos y desarmarlos para que no te atormenten. Si no juegas, no podrán ganar.

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  1. 1 Dile a tu enemigo que deje de fastidiarte. Si alguien te fastidia y quieres que deje de hacerlo, hay maneras sencillas de manejarlo: díselo. Si alguien te fastidia o tiene una conducta bravucona contigo, detenlo y respira hondo. Con una voz calmada y uniforme puedes decirle: “Detente, por favor. Détente porque me haces sentir incómodo”.
    • Si no funciona, sigue diciéndole lo mismo. Si no logra hacer que te fastidies, a la mayoría no le interesará seguir haciéndolo. Después de haber fallado intentando provocarte, posiblemente te deje en paz.
    • Si después de decirle que se detenga te fastidia aún más, es mejor decírselo a alguien, como un profesor, un familiar o un superior en la oficina. Ten a alguien de tu lado.
  2. 2 Evítalo tanto como sea posible. La mejor forma de derrotarlo es deshacerte de él por completo. Evita a tus enemigos tanto como sea posible para desarmarlos y no permitirles que te ofendan, atormenten y fastidien. Si tienes problemas con un bravucón, evita pasar por su guarida o pasar tiempo en otros lugares. No les des la oportunidad de fastidiarte.
    • Si lo ves a diario, como en el trabajo o escuela, y te vez forzado a interactuar con él, tu trabajo será más difícil pero no imposible. La mejor forma de evitarlo es no escucharlo. Ponte tus audífonos cuando comience a expresarse mal en la oficina así no tendrás que escucharlo, entra a clases justo antes de que suene la campana o siéntate en el lado opuesto del salón. Será como si no estuviese ahí.
  3. 3 Tómalo con calma. Cuando tu enemigo te enfrente, lo mejor es tomarlo con calma. Cálmate, no te molestes o intentes discutir con él cuando presente una conducta fastidiosa. Solo míralo como si vieses muchas hormigas, vómito de un gato o algo incómodo. Para tus enemigos, tus reacciones son como agua para las plantas.
    • Intenta imaginarlo haciendo el ridículo, como cantando opera o peleando con un pulpo cuando te fastidie. Esto hará sus palabras menos dolorosas.
    • No lo escuches. Practica mantra cada vez que hable, concentrándote mucho en remplazar sus palabras con algo positivo. Posiblemente, sea una buena idea memorizarte la letra de tu canción favorita, un poema o una plegaria para dichas ocasiones.
  4. 4 Exclúyelo. Actuar de manera fría puede ser una herramienta muy poderosa y efectiva para combatir a tus enemigos. Los bravucones, amigos que no te gustan y enemigos quieren toda tu atención. Quieren un público y elegirán a alguien que los ayude a destacar entre la multitud. La mejor forma de vencerlo es ignorarlo por completo.
    • Cuando se acerque, actúa como si no sucediese nada. Actúa como si no hubiese ningún sonido ni ninguna otra persona, ni siquiera reacciones. Incluso si está a unos cuantos metros gritando tu nombre, solo ignóralo y habla con un amigo como si nada sucediese.
  5. 5 Siéntete seguro estando en un grupo. Existe un antiguo refrán muy cierto: el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Posiblemente, tu enemigo fastidie a más personas que tú. Encuentra a dichas personas con las cuales puedas unirte contra un enemigo en común. Luego, planifiquen su venganza.
    • A menudo, los bravucones tienden a elegir a personas que están solas porque creen que no tienen amigos y son débiles. Si tienes un grupo de buenos amigos, puedes evitar a un bravucón aprovechándote de ser más.
  6. 6 Supéralo. La mejor venganza es vivir bien. La mejor forma de sacar a un bravucón de tu vida es seguir adelante y olvidarlo. Ignóralo, evítalo y sigue con tu vida. Si tu enemigo ve que no es capaz de tener un efecto importante en tu vida, le quitarás todo el poder a sus intentos por fastidiarte.
  7. 7 Hazle una broma, Bajo ciertas circunstancias, es una buena idea hacerle una broma apropiada. En especial, si es una persona orgullosa y egoísta, a quien no es malo hacerle un poco de bromas. A continuación, algunas bromas que puedes hacerle:
    • Accede a su correo electrónico sin autorización y envía mensajes que lo hagan avergonzar.
    • Ordena algo embarazoso para enviárselo a la oficina. Por ejemplo, envíale una caja llena de revistas de lucha libre profesional, un catálogo de pañales para adultos o revistas pornográficas al trabajo. Asegúrate de enviarlo a su edificio, no a la oficina para que el repartidor no ande perdido por las oficinas y encuentre al bravucón cara a cara.
    • Sé grosero con él. ¿Hacer caca en una bolsa de papel y ponerla en el umbral de su puerta? ¿Poner unos caramelos en el grifo de su ducha? ¿Poner un sándwich en el tanque del baño? Tú mismo juzgarás cuánto es demasiado.

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  1. 1 No le busques pelea, pero aprende a defenderte de ser necesario. No debes dejar que tu enemigo te provoque y te haga pelear físicamente. Sin embargo, algunas personas encuentran la forma de forzarte a pelear. Deberás confiar más en tu habilidad para seguir adelante con tu día a día si sabes que no podrás manejar cualquier situación que surja. No actúes con miedo, prepárate.
  2. 2 Aprende a dar puñetazos. Las peleas no son como en las películas en donde las personas lanzan muchos derechazos en la cara de otra hasta noquearla. La mayoría de peleas terminan muy rápido. Aprender a hacer y lanzar un puño te asegurará no cometer un error grave si tu situación lo requiere. Así, podrás lazar un golpe de manera adecuada y terminarás con la pelea lo más pronto posible.
    • Haz un puño juntando tus dedos firmemente, pero no tanto para detener la circulación. Pon tu pulgar alrededor de la parte inferior de tus nudillos, no alrededor de tu dedo índice y no dentro de tus dedos.
    • Extiende ligeramente el nudillo central de tu dedo del centro. Es ahí donde tu puño hace contacto, no tu nudillo grande donde tus dedos se conectan con tus manos.
    • Da un puñetazo en línea recta, con el codo hacia adentro y de forma lineal, no de manera circular. Un golpe recto es más poderoso que un gran swing.
    • Apunta a su nariz, cuello o estómago. Golpear a alguien en la mandíbula, pómulo o frente te hará más daño a ti. Apunta a lugares suaves y golpea fuerte.
  3. 3 Aprende a defenderte. Mantener una buena postura de defensa es igual de importante que dar un puñetazo firme e, incluso, es aún más importante. Recuerda, no es una película de Rocky. Un par de golpes en la boca y estarás en el suelo, que es exactamente donde no quieres estar.
    • Mantén tus puños ligeramente sueltos, cerca de tu rostro e intercambia tu peso para que tus caderas y hombros sean el lado dominante en dirección de tu adversario. No lo enfrentes de cara, ponte de costado para tener un objetivo más pequeño.
    • Cuando no lo golpees, mantén tus manos cerca de tu barbilla y a un lado de tu cabeza todo el tiempo.
  4. 4 Muévete hacia adelante, nunca retrocedas. Cuando lo golpees, ve directo hacia tu oponente, manteniendo tu postura defensiva y con el fin de noquearlo. La mejor forma de hacerlo es verte lo más grande posible y avanzar más. No lo dejes hacerte retroceder.
    • Aunque pueda parecer increíble y vaya contra tu instinto, es más seguro y menos doloroso enfrentarte a puñetazos en lugar de retroceder. Seguir hacia adelante y hacerlo retroceder es mejor a que tú retrocedas. Si te da un golpe, evitarlo a medio camino antes de que alcance su máxima potencia te lastimará menos. Avanza y hazlo retroceder.
  5. 5 Sigue moviéndote. Mantente así y sigue hacia adelante, así dicen los boxeadores. Si estás en una pelea, no solo te pares con pies de plomo, salvo que vayas a bloquear un golpe. Párate sobre el tercio anterior de tus pies, rebotando ligeramente y moviendo tu cabeza hacia adelante y atrás, como si estuvieses esquivando una abeja en el aire. Mueve tu cabeza y hazla un objetivo para que sea más difícil golpearte.
  6. 6 Párate sobre tus pies. Intenta no caerte bajo cualquier circunstancia o no pelearte en el suelo. A veces, si tu enemigo te hace pelear, la mejor forma de lidiar con una situación difícil es pararte y pelear a puñetazos, pero si terminan peleándose en el suelo es peligroso y debes evitarlo a todo costo.
    • Si lo noqueas, retrocede y dile que la pelea ya acabó. Dile: “Se acabó” y vete. Ya probaste tu punto.
  7. 7 Busca la forma más rápida de terminar con la pelea. Termina con una pelea lo más pronto posible, buscando una salida. Si noqueas a tu oponente con un golpe oportuno, no le des la oportunidad de enfurecerse más y darte un golpe. Solo dile: “Mira, ya me cansé de esto.
    • De nuevo, las peleas deben ser siempre el último recurso para lidiar con tu enemigo y debes evitarlas a todo costo.

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No recurras a peleas físicas. Evita las peleas físicas tanto como sea posible.

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¿Cuándo oramos por nuestros enemigos?

¿Qué dijo Jesús? – En el sermón más famoso de Jesús, él pone un enfoque en hablar de nuestros enemigos. Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo.

  1. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos.
  2. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y, si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto.

´´ – Mateo 5:43-48 No sugirió que nos gusten o los ignoremos, sino que a través de nuestras oraciones los llevemos al trono de Dios, los bendigamos y los amemos. No sé tú, pero eso parece difícil. Orar por tus enemigos es una de las formas más profundas de amor porque requiere que desees de verdad que les ocurra algo bueno.

Puedes hacer cosas buenas por tus enemigos sin un deseo genuino de que tengan éxito. La oración por ellos, por otra parte, es interceder ante Dios en su favor. Tu oración puede ser para que se conviertan. Puede ser que se arrepientan o que despierten a la hostilidad de sus corazones. Sea lo que sea, la oración a la que se refiere Jesús es siempre para su beneficio.

Esto es lo que hizo Jesús mientras estaba colgado en la cruz: También llevaban con él a otros dos, ambos criminales, para ser ejecutados. Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, lo crucificaron allí, junto con los criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda.

  1. Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
  2. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.
  3. La gente, por su parte, se quedó allí observando, y aun los gobernantes estaban burlándose de él.
  4. Salvó a otros —decían—; que se salve a sí mismo si es el Cristo de Dios, el Escogido.

Lucas 23:32-35 Mientras mataban a Esteban, esto es lo que dijo: Al oír esto, rechinando los dientes montaron en cólera contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios.

¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios! Entonces ellos, gritando a voz en cuello, se taparon los oídos y todos a una se abalanzaron sobre él, 58 lo sacaron a empellones fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Los acusadores le encargaron sus mantos a un joven llamado Saulo.

Mientras lo apedreaban, Esteban oraba. —Señor Jesús —decía—, recibe mi espíritu. Luego cayó de rodillas y gritó: —¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió. Hechos 7:54-60 Jesús nos llama no solo a hacer cosas buenas por nuestro enemigo, como saludarlo y ayudar a suplir sus necesidades. También nos llama a desear lo mejor para ellos y a expresar esos deseos en las oraciones, incluso cuando el enemigo no está cerca. Nuestros corazones deberían desear su salvación y desear su presencia en el cielo con nosotros y esperar su felicidad eterna.

Ora para que conozcan el amor de Dios

Hay dos razones principales por las que no oramos por nuestros enemigos. La primera razón es que creemos que es ridículo esperar que sigan a Jesús. La segunda razón es que nos preocupa que se vuelvan realmente a Dios y le sigan. La primera razón es más común: suplicar que tus adversarios sigan a Jesús parece inútil.

  • Reconocemos el hecho teológico de que Dios puede hacer por ellos lo que hizo por nosotros: proporcionar el don de la gracia para que puedan salvarse.
  • Pero miramos la cuestión de forma “realista” y nos convencemos a nosotros mismos que la probabilidad de que se den cuenta de que son amados es tan baja que sería una pérdida de nuestro tiempo (y del de Dios) siquiera pedirlo.

Estas transformaciones son, sin duda, inusuales y poco comunes. Sin embargo, debemos orar para que conozcan a Jesús. Si amamos sinceramente a nuestro adversario, ¿cómo no vamos a orar a Dios en su favor? Otra razón por la que no oramos para que conozcan el amor de Dios es que tememos que lo sigan de verdad.

Como hizo Jonás en Nínive, a veces queremos que nuestros enemigos reciban su justa recompensa, no la misericordia y el perdón. Sé que me ha costado orar por aquellos que me han herido. A veces, no he querido que Dios los bendiga o los rescate. “bien sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes” Jonás 4:2 Pero es precisamente porque él es un Dios misericordioso y compasivo que debemos orar para que nuestros enemigos lo conozcan.

¿Cómo podríamos hacer algo menos que pedirle a Dios que les muestre la misma gracia que nos ha mostrado a nosotros?

Ora para que el mal que hacen sea frenado

No hay dicotomía entre orar por el bien de nuestro enemigo y orar para que sus acciones malvadas sean frenadas. Todos nos beneficiamos cuando Dios responde a nuestra oración sincera para que él actúe. Dios ha demostrado una y otra vez a través de la Biblia que es capaz y está dispuesto a intervenir y detener el mal y la injusticia.

¿Qué tan fuerte es el poder de la oración?

El poder de la oración Capítulo 8 Dios estará siempre dispuesto a guiar y dirigir a aquel que “lo busque con fe, con todas sus fuerzas y toda su alma”. En la primavera de 1921, el entonces élder David O. McKay y el hermano Hugh J. Cannon visitaron Nueva Zelanda como parte de la gira que hacían por todas las misiones de la Iglesia en el mundo.

  • Un domingo, en el que se había programado que por la tarde el élder McKay dirigiera la palabra a una congregación de santos, estaba tan enfermo y tan ronco al despertar que apenas podía hablar en susurros.
  • De todos modos, asistió a la conferencia con fe en que le sería posible presentar su mensaje.
  • Más adelante, escribió lo siguiente al respecto: “Mil personas se reunieron para el servicio religioso de la tarde; habían ido con curiosidad y mucha expectativa.

Yo tenía la obligación de presentarles un mensaje, pero no sólo estaba casi afónico para hablar a la multitud y que me oyeran, sino que también me sentía enfermo. “No obstante, con una oración ferviente en el corazón suplicando ayuda y guía divinas, me puse de pie para cumplir mi deber.

Tenía la voz tomada y ronca “Entonces sucedió algo que nunca me había pasado. Empecé a hablar del tema con toda la solemnidad y la vehemencia a las que pude recurrir y hablé con la voz tan alta como me fue posible. Al percibir que mi voz era cada vez más clara y fuerte, olvidé que tenía voz y dediqué mis pensamientos sólo a la verdad que quería que mis oyentes comprendieran y aceptaran.

Continué hablando durante cuarenta minutos y, al terminar, tenía la voz tan fuerte y clara como siempre “Cuando les dije al hermano Cannon y a algunos otros hermanos con cuánto fervor había suplicado la bendición que recibí, él me contestó: ‘Yo también estaba orando; nunca en mi vida he orado más fervientemente por un discursante’ “.

  • Desde la niñez he atesorado la verdad de que Dios es una Persona, que ciertamente es nuestro Padre, a quien podemos acercarnos mediante la oración y de quien recibimos respuestas.
  • Considero que una de las más estimadas experiencias de mi vida es saber que Dios escucha la oración de fe.
  • Es verdad que las respuestas a nuestras oraciones no siempre pueden venir directamente ni en el momento o de la manera que esperábamos; pero vienen, y en un momento y de una manera más convenientes para los intereses del que ha ofrecido las súplicas.

Sin embargo, ha habido oportunidades en las que recibí una confirmación directa e inmediata de que se me concedía mi petición. En una ocasión particular, recibí la respuesta tan directamente como si mi Padre Celestial hubiera estado a mi lado y pronunciado las palabras.

Esas experiencias son parte íntima de mi ser y quedarán conmigo mientras la memoria y la inteligencia permanezcan intactas. El Salvador del mundo me parece igualmente real y cercano. Siento, como nunca lo he sentido, que Dios es mi Padre; no es solamente un poder intangible o una fuerza moral en el mundo, sino un Dios personal que tiene poder creativo, que es gobernador del mundo y director de nuestras almas.

Quisiera que todas las personas, y especialmente los jóvenes de la Iglesia, se sintieran tan cerca de nuestro Padre Celestial que se aproximaran a Él diariamente, no sólo en público sino también en privado. Si nuestro pueblo logra tener esa fe, recibirá grandes bendiciones.

Su alma se llenará de gratitud por lo que Dios ha hecho por ellos y verán que se les conceden grandes favores. El hecho de que podemos acercarnos a Dios y recibir de Él luz y guía, y que nuestra mente se iluminará y nuestra alma se conmoverá con Su Espíritu no es obra de la imaginación. Cuando se arrodillan a orar por la noche, ¿no sienten Su proximidad, Su Persona escuchándolos, no sienten un poder que opera tal vez como las ondas de radio, o un poder superior que les hace sentir que están en comunión con Él? Quisiera que los jóvenes de Israel se sintieran tan cerca de que se aproximaran a Él diariamente, no sólo en público, sino también en privado; que tuvieran en Él la confianza que tenía en su papá una niñita ciega que iba en el tren; estaba sentada en sus rodillas y un amigo que iba junto a ellos le dijo al padre de la niña: “Permítame darle un descanso”, al mismo tiempo que la tomaba en sus brazos y la sentaba en sus piernas.

El padre entonces preguntó a su hija: “¿Sabes con quién estás sentada?””No”, respondió ella, “pero tú sabes”. ¡Qué gran confianza tenía en su papá! Igualmente grande debería ser la confianza que tuvieran los niños Santos de los Últimos Días en su Padre Celestial.

  1. Es bueno que los niños aprendan que pueden acudir a Dios mediante la oración.
  2. Los estudiantes universitarios aprenderán, lo mismo que otros estudiantes de otras instituciones, que cuando tengan dificultades pueden recibir ayuda y guía si la buscan con sinceridad.
  3. Puede ser que se levanten después de orar y, como nos pasó a algunos en la juventud, crean que sus oraciones no reciben respuesta; pero un día se darán cuenta de que Dios respondió a sus oraciones como un padre sabio lo haría.

Ese es uno de los más grandes tesoros de la juventud, el de saber que pueden acudir a su Padre y volcar en Él todo lo que esté en su corazón. La oración es el latido de un corazón anheloso y lleno de amor que está en armonía con el Infinito. Es un mensaje del alma que se envía directamente a un amoroso Padre.

No es sólo la expresión de palabras La virtud principal y fundamental para que la oración sea eficaz es la fe. La creencia en Dios brinda paz al alma; la tranquilidad de saber que Dios es nuestro Padre y que podemos ir a Su presencia en busca de fortaleza y guía es una fuente infalible de consuelo. Otra virtud esencial es la reverencia.

Ésta se ejemplifica en la oración modelo del Salvador cuando dijo: “santificado sea tu nombre”, Ese principio debe ponerse como ejemplo en las salas de clase y particularmente en nuestras casas de adoración. El tercer elemento esencial es la sinceridad.

  1. La oración es un anhelo del espíritu.
  2. La oración sincera implica que si pedimos cualquier virtud o bendición, debemos esforzarnos por la bendición y cultivar la virtud.
  3. La siguiente virtud esencial es la lealtad.
  4. ¿Para qué orar pidiendo que venga el Reino de Dios a menos que tengamos en el corazón el deseo y la disposición de ayudar a establecerlo? Si al orar dicen que se haga Su voluntad y luego no tratan de vivir de acuerdo con ella, eso les da inmediatamente una respuesta negativa.

Ustedes no darían algo a un hijo que demostrara tal actitud hacia la petición que les hubiera hecho. Si oramos pidiendo éxito para una causa o empresa, estamos manifestando nuestra adherencia a ella. El colmo de la deslealtad es pedir que se haga la voluntad de Dios y no ser capaces de conformar nuestra vida a esa voluntad.

  • La última virtud esencial es la humildad El principio de la humildad y la oración nos lleva a sentir la necesidad de la guía divina.
  • La autosuficiencia es una virtud, pero debe llevar aparejada la conciencia de que necesitamos una ayuda superior, de que al caminar firmemente en el sendero del deber, existe la posibilidad de dar un mal paso; y acompañando esa conciencia hay una oración, la súplica de que Dios nos inspire para evitar ese paso en falso.

Si me preguntan dónde recibí primero mi fe inalterable en la existencia de Dios, les contestaré: en el hogar de mi infancia, donde mis padres invariablemente juntaban a sus hijos a su alrededor por la mañana y por la noche, e invocaban las bendiciones de Dios para nuestro hogar y para la humanidad.

  1. En la voz de aquel buen patriarca había un tono de sinceridad que dejó una impresión imborrable en las almas de sus hijos; y las oraciones de mi madre eran igualmente admirables.
  2. Hoy pido a todo padre de la Iglesia que se asegure de inculcar en sus hijos la realidad de la existencia de Dios y de que Él guía y protege a Sus hijos.

Ustedes tienen esa responsabilidad. El hogar es una unidad de la sociedad, la unidad fundamental. Antes de haber oído a mi padre testificar que había escuchado una voz divina, yo ya sabía que él vivía cerca de su Creador. A los niños Santos de los Últimos Días se les ha enseñado a reconocer a, a orar a Él sabiendo que oye y presta atención y siente tal como un padre terrenal puede oír, prestar atención y sentir; y ellos han absorbido de sus padres, en lo íntimo de su ser, el testimonio muy real de que esa Persona que es Dios ha hablado en esta dispensación.

  1. Y eso es una realidad.
  2. Estoy seguro de que cuando se cría a los niños en estrecha comunión con nuestro Padre Eterno, en ese hogar no puede existir ni mucho pecado ni maldad.
  3. Cuando un niñito afligido por una fiebre ardiente puede mirar a su padre y con sencilla fe pedirle: “Papá, dame una bendición”, les aseguro que de ese tipo de hogar surgen la fortaleza y la gloria de cualquier nación.

Así son los hogares de los Santos de los Últimos Días. “Señor, enséñanos a orar” fue la súplica reverente de los discípulos del Maestro, Con la humildad de niños, buscaron la guía apropiada, y su súplica no fue en vano. Con el mismo anhelo que demostraron los discípulos, a veces los niños sienten la necesidad de la guía y el consuelo divinos, aun cuando no expresen ese anhelo en forma verbal.

  • De ahí que el Señor haya dado a los padres el deber de “enseña a sus hijos a orar”,
  • Las preocupaciones, la incertidumbre y el pesar son tan reales en la vida de un niño pequeño como lo son en el mundo de los adultos, y los niños tienen derecho a recibir la tranquilidad, el consuelo y la guía que se obtienen de Dios por medio de la oración.

No sólo eso, sino que desde el punto de vista de la fe, la sinceridad y la confianza absoluta, es seguro que la oración de un niño inocente recibirá una respuesta rápida de su Padre que lo ama. La inspiración de Dios se evidencia en el hecho de que requiere a los Santos de los Últimos Días que mantengan intacto su hogar y que enseñen a sus hijos los principios del Evangelio de Jesucristo.

Con esto no quiero decir que se enseñe de manera formal ni desagradable, sino que el Evangelio de Jesucristo debe irradiar en todo hogar; que las oraciones nocturnas y matutinas deben ofrecerse con sinceridad; que los niños puedan darse cuenta diariamente de que deseamos la presencia de Dios en nuestro hogar.

Si podemos invitar al Salvador a entrar en él, sabremos que los ángeles no sólo estarán dispuestos sino dedicados a proteger a nuestros hijos. Pienso que en la mayoría de los hogares se enseña a los niños a orar por la noche, antes de acostarse; pero creo que, también en la mayoría de los casos, se descuidan las oraciones de la mañana.

Sin embargo, si nos ponemos a pensar en ello, es en las horas en que están despiertos que nuestros niños necesitan más la protección de Dios y la guía de Su Santo Espíritu, mucho más que cuando duermen. ¿Siguen ustedes la admonición de Cristo de orar al Padre y de enseñar a sus hijos a orar para que queden grabadas diariamente en el corazón de sus hijos la santidad y la reverencia hacia Dios y Su obra? Esto debe hacerse en todos los hogares.

Oren no sólo por ustedes mismos, oren incluso por sus enemigos. “¿Siguen ustedes la admonición de Cristo de orar al Padre y de enseñar a sus hijos a orar?” Padres, por lo menos arrodíllense todas las mañanas con sus hijos. Sé que las mañanas son por lo general muy agitadas pero dediquen cierto tiempo para arrodillarse e invitar la presencia de Dios en su hogar.

  1. La oración es una fuerza muy potente.
  2. Deseo que por medio de la oración familiar, padres e hijos se acerquen a la presencia de Dios.
  3. La fuerza de estas oraciones en toda la Iglesia se me hizo evidente ayer, al recibir la carta de un vecino de mi pueblo natal.
  4. Se hallaba ordeñando las vacas cuando oyó en la radio que tenía en el establo que el presidente Smith había muerto.

Dándose cuenta de lo que eso significaba para su antiguo paisano, salió del establo, se dirigió a su casa y se lo contó a su esposa. Inmediatamente, ambos llamaron a sus niños y allí, en ese hogar humilde, suspendiendo sus actividades del momento, se arrodillaron juntos y ofrecieron una oración.

Dejo a criterio de ustedes el pensar en la importancia de esa oración. Si la multiplican por cien mil, por doscientos mil, por medio millón de hogares, podrán imaginar el poder de la unidad y las oraciones y la influencia sustentadora de esta institución que es la Iglesia. Si pudiéramos lograr que nuestros jóvenes tuvieran fe, y así se acercaran a su Dios en secreto, hay por lo menos cuatro grandes bendiciones que recibirían de inmediato.

La primera es sentir gratitud, gratitud por bendiciones de las cuales no estaban conscientes antes. Su alma se llenará de agradecimiento por lo que Dios ha hecho por ellos; se encontrarán con que se les han concedido abundantes favores. El joven que cierra su puerta tras de sí y las cortinas de la ventana, y en silencio suplica a Dios Su ayuda, primero debe derramar su alma en gratitud por su salud, por sus amigos, por sus seres queridos, por el Evangelio y por las manifestaciones de la existencia de Dios, como por ejemplo las rocas y los árboles, las flores y todo lo que le rodea.

  • Debe contar primero sus bendiciones y verá cuántas ha recibido, y se sorprenderá de todo lo que el Señor ha hecho por él,
  • La segunda bendición que se recibe al orar es la guía.
  • No concibo que un joven que se arrodille junto a su cama por la mañana para pedir a Dios que le ayude a mantenerse limpio de los pecados del mundo pueda desviarse; pienso que una jovencita que se arrodille por la mañana y ore para mantenerse pura y sin mancha durante ese día no puede equivocarse mucho.

No imagino que un Santo de los Últimos Días que ore a Dios, en secreto y sinceramente, pidiéndole que borre de su ser todo sentimiento de envidia y malicia hacia los semejantes pueda guardar rencor en el corazón. ¿Guía? Sí, Dios estará siempre dispuesto a guiar y dirigir a aquel que “lo busque con fe, con todas sus fuerzas y toda su alma”.

  • La tercera bendición es la confianza.
  • Por todos lados hay miles, decenas de miles de estudiantes que se esfuerzan por obtener una educación.
  • Enseñémosles que si desean tener éxito en sus clases, deben buscar a Dios, que el Maestro más grande que el mundo ha conocido está cerca de ellos para guiarlos.
  • Una vez que el estudiante sienta que puede acercarse al Señor mediante la oración, obtendrá confianza de que puede aprender sus lecciones, escribir su disertación, ponerse de pie enfrente de sus compañeros y presentar su mensaje sin temor al fracaso.

Mediante la oración sincera se recibe confianza. Y, finalmente, logrará inspiración. El hecho de que podemos acercarnos a Dios y recibir luz y guía de Él, que nuestra mente se verá iluminada y nuestra alma conmovida por Su Espíritu, no es cosa de la imaginación José Smith lo sabía; y el testimonio y la evidencia de la inspiración del Profeta se manifiestan a todos los que abran los ojos para ver y el corazón para comprender.

  • ¿En qué forma ha fortalecido la oración su relación con Dios? ¿Por qué es importante para usted saber que ora a su Padre Celestial, en cuya imagen fue creado? (Véanse las págs.80–81.)
  • ¿Cuáles son algunas de las formas en que Dios contesta las oraciones? (Véanse las págs.80–81.) ¿Por qué a veces parecería que algunas oraciones no reciben respuesta inmediata? ¿Qué bendiciones ha recibido usted por haber obtenido respuesta a sus oraciones?
  • Para que nuestras oraciones sean más sinceras y valiosas, ¿qué atributos o actitudes debemos desarrollar? (Véanse las págs.83–84.) ¿Qué debemos hacer para prepararnos espiritualmente antes de ofrecer una oración?
  • ¿Qué deben hacer los padres para enseñar a sus hijos a orar? (Véanse las págs.83–85.) ¿Qué influencia ejerce la oración personal y familiar en la vida de los hijos? (Véanse las páginas 83–85). ¿Por qué tiene la oración diaria un efecto tan importante en el fortalecimiento y la unión de la familia?
  • ¿Cuáles son algunas de las bendiciones que se reciben de la oración asidua? (Véanse las págs.77–78.) ¿Qué podemos hacer para que nuestras oraciones tengan más significado y sean menos repetitivas o mecánicas?
  • ¿De qué manera puede la oración sincera y ferviente limpiar el alma de los sentimientos malos y rencorosos hacia otras personas?

Pasajes relacionados : Mateo 21:22; Santiago 5:16; 2 Nefi 32:8–9; Alma 17:3; 34:17–28; 3 Nefi 18:18–21; D. y C.19:38. Notas

  1. En “Conference Report”, abril de 1922, pág.65.
  2. Cherished Experiences from the Writings of President David O. McKay, comp. por Clare Middlemiss, ed. rev., 1976, págs.58–59.
  3. En “Conference Report”, abril de 1969, págs.152–153; los párrafos se han cambiado.
  4. En “Conference Report”, oct. de 1954, pág.84.
  5. En “Conference Report”, abril de 1922, pág.64; los párrafos se han cambiado.
  6. Stepping Stones to an Abundant Life, comp. por Llewelyn R. McKay, 1971, pág.42.
  7. Pathways to Happiness, comp. por Llewelyn R. McKay, 1957, págs.225–226.
  8. En “Conference Report”, abril de 1966, pág.107.
  9. En “Conference Report”, abril de 1934, pág.23.
  10. En “Conference Report”, abril de 1912, págs.52–53.
  11. True to the Faith: From the Sermons and Discourses of David O. McKay, comp. por Llewelyn R. McKay, 1966, págs.210–211.
  12. En “Conference Report”, oct. de 1917, págs.57–58.
  13. En “Conference Report”, oct. de 1919, pág.78.
  14. Man May Know for Himself: Teachings of President David O. McKay, comp. por Clare Middlemiss, 1967, pág.300.
  15. Stepping Stones to an Abundant Life, pág.281.
  16. En “Conference Report”, abril de 1951, pág.158.
  17. En “Conference Report”, abril de 1922, págs.64–65.

: El poder de la oración

¿Donde dice en la Biblia del juez injusto?

Comentario del San Lucas 18:1-8 – Working Preacher from Luther Seminary El Dios que hace justicia Las parábolas de Jesús tienen el poder de lograr que las personas que las escuchan o leen se identifiquen con los personajes. En algunas parábolas descubrimos inmediatamente quién es el personaje que representa a Dios, y cuáles son los personajes que se oponen a la voluntad de Dios.

La parábola que comúnmente se conoce como la parábola del “juez y la viuda”, nos presenta dos personajes antagónicos: uno que representa al Dios de la justicia y el otro que reta al mismo Dios. La audiencia tiene que meterse en el drama de la parábola para darse cuenta de cuál es el personaje cuyo comportamiento se debe imitar y cuál es el personaje cuyo comportamiento se debe evitar.

En esta parábola, Lucas nos presenta uno de sus temas favoritos, que es la oración: “Para inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse, les contó una parábola” (Lc 18,1). Lucas es el evangelista que más veces presenta a Jesús orando e invitando a la comunidad a poner en práctica la oración (Lc 3:21; 5:16; 6:12; 9:28-29; 11:1-13; 22:32; 22:39-46; 23:46).

Nuestra parábola para este domingo sigue dentro de la óptica del camino. El autor del tercer evangelio, fiel a su narrativa, omite todo dato sobre la ocasión y las circunstancias de la parábola. Lucas solo centra su atención en la necesidad que tiene la comunidad de orar siempre. La oración/fe que Lucas requiere es hacer prevalecer la justicia ante jueces que se oponen a las exigencias del evangelio de Jesús.

La parábola del juez que vivía en una ciudad sin nombre, con un sistema en el que la justicia rara vez llegaba a las personas excluidas, no tiene nada de raro. Lo insólito de la parábola es que ese juez sin nombre, sin familia, ahora vive como enemigo acérrimo del Dios que imparte justicia.

En el segundo libro de las Crónicas, Josafat designa jueces en cada territorio de Judá y les da las siguientes indicaciones: “Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en nombre de los hombres, sino en nombre de Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis. Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque en Jehová, nuestro Dios, no hay injusticia ni acepción de personas ni admisión de cohecho” (2 Cr 19:6-7).

El juez ideal -según la Biblia- sería entonces un juez que teme a Dios, y que actúa solamente como instrumento de la justicia de Dios en favor de las personas de la comunidad, porque en definitiva la justicia le pertenece a Dios. Lucas, en su parábola, presenta muy negativamente la figura del “juez,” ya que dicho individuo actúa como la persona necia que ha decidido vivir sin Dios: “Dice el necio en su corazón: ‘No hay Dios.’ Se han corrompido e hicieron abominable maldad; ¡no hay quien haga el bien!” (Sal 53:1).

Resulta escandaloso que este juez sin nombre, literalmente afirme y desafíe a Dios cuando confiesa de manera pública que no teme a Dios ni respeta a las personas que buscan justicia. “Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre” (Lc 18:2). Lucas no solamente presenta al juez que no teme a Dios una vez, sino dos veces (Lc 18:4).

Así que no podemos tomar ligeramente la actitud injusta de este juez inicuo, que vive sin Dios, sin comunidad y sin ley. Por lo tanto, este juez injusto no puede ni debe ser la imagen de Dios, porque se ha separado de la justicia de Dios, al no hacer prevalecer la justicia en favor de las personas pobres y excluidas de la comunidad, como es el caso de la viuda.

  • La viuda que clama día y noche para que se haga justicia “Hazme justicia de mi adversario” (Lc 18:3) no es solo el grito de la viuda de nuestra parábola, sino que esta demanda se ha convertido en el grito eterno de todas las personas que claman día y noche al Dios de la justicia.
  • Este es el grito de millones y millones de personas que del norte al sur, y del este al oeste, recurren una vez más al Dios de la justicia, cuando los sistemas injustos al igual que las personas injustas, desoyen el clamor de las nuevas viudas.

“Hacer justicia” se repite en la parábola en cuatro ocasiones (Lc 18:3, 5, 7, 8). Sabemos que Dios hace justicia sin tardanza a las personas elegidas, si claman a Dios día y noche (Lc 18, 7). En la parábola de este domingo, Dios no es el único que hace justicia, sino que también una viuda, sin nombre y sin apellido, hace justicia, porque que se le haga justicia contra su enemigo es mérito de la perseverancia de la viuda en su reclamo.

  1. Esta viuda es el modelo de todas las personas marginadas, que luchan por un mundo más justo.
  2. También esta viuda es la imagen misma de Dios.1 La parábola encaja perfectamente en la situación de aquellos -y de estos- tiempos en los que las viudas sufren y experimentan todo tipo de abusos económicos.
  3. Ya desde tiempos antiguos, las Escrituras Hebreas dan testimonio de que Dios escucha el clamor de las viudas y sale en su defensa contra sistemas injustos y jueces corruptos, que abusan de ellas: “A ninguna viuda ni huérfano afligiréis, porque si tú llegas a afligirlos, y ellos claman a mí, ciertamente oiré yo su clamor, mi furor se encenderá y os mataré a espada; vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos ” (Ex 22:22-24).

El profeta Amós maldice a las personas que “convierten en ajenjo el juicio y echan por tierra la justicia” (Am 5:7) y a las que aborrecen al reprensor en la puerta de la ciudad y detestan al que habla lo recto (Am 5:10). La viuda de nuestra parábola, como una verdadera profetisa, desafía y denuncia al juez corrupto, que ha convertido todo el sistema judicial en veneno.

  1. ¿Cómo fue que la viuda se hizo justicia? A menudo se banaliza la acción de la viuda en relación con el juez y con su enemigo anónimo.
  2. Erróneamente se ha leído e interpretado que es el juez quien al final le “hace justicia” a la viuda, para que no siga molestando (Lc 18:5).
  3. A decir verdad, no es el juez quien le hace justicia.

¡Es la viuda quien se hace justicia contra su enemigo y pone al juez en su lugar! El verbo que se ha traducido como “molestar” en 18:5 es en realidad un verbo fuerte y violento. El verbo griego hypopiazo pertenece al mundo del boxeo, así que la traducción sería “dejar el ojo morado” o “noquear” al contrincante.

Sólo dos veces aparece este verbo en todas las Escrituras cristianas (la otra vez es en 1 Co 9:27) y en ambas el significado es de agresión. La viuda, como “boxeadora”, ha mandado al juez a la lona y ha desenmascarado a quien es responsable de impartir justicia. Así que la idea que a menudo se hace de la viuda, de ser “callada,” “dócil,” “sumisa” y “abnegada,” y de vivir con resignación la opresión de sus enemigos, debe desaparecer en nuestra interpretación.

Lucas en esta parábola nos presenta el prototipo de lo que debe ser la mujer de fe. Esta mujer actúa como Dios, pelea con jueces injustos, y se hace justicia contra enemigos poderosos. Cuando imitemos a la viuda que se hace justicia, entonces podremos estar seguros de que cuando venga el hijo de la humanidad efectivamente encontrará una fe activa en la tierra (Lc 18,8).1 Esta idea ha sido elaborada, con gran detalle y erudición, por Barbara Reid en Parables for Preachers.

¿Qué versiculo de la Biblia habla de la justicia?

¿Qué se quiere decir con practicar la justicia? Practicar la justicia es lo que demanda el Señor. No solo practicar la justicia sino amar la misericordia y andar en humildad con Dios (Miqueas 6:8). Sería bonito leer palabras que hablen de practicar la misericordia y amar la justicia, pero aquí el asunto es al revés.

Dios nos llama a practicar la justicia y amar la misericordia. Dios nos formó y quiere que seamos una señal de su alianza con el pueblo, una luz para todo el mundo (Isaías 42:6). Por otro lado, el profeta Isaías nos dice qué es practicar la justicia (Isaías 42:1-4; 58:1-59:8). Los que oyeron a Isaías, en el siglo octavo antes de Cristo, habrían pensado en una justicia a través de la violencia, una justicia con guerra y venganza (58:3, 4; 59:3-8).

La justicia de Dios no es así. Isaías da una idea nueva sobre la justicia que traerá el siervo de Dios (42:1). A los seres humanos nos gusta mucho definir términos como la justicia. Pero Isaías primero dice qué no es practicar la justicia antes de describir lo que es.

No es gritar, no es la violencia ni la imposición de una orden. Estas acciones representan la justicia de Hollywood, pero no representan la justicia de Dios. Isaías nos dice que Dios traerá justicia por medio de la verdad. Ser testigo de la verdad requiere paciencia, requiere resistencia y requiere sacrificio.

Como seres humanos somos impacientes. Queremos que Dios traiga su justicia ahora. De esta manera, Dios sería el responsable, no nosotros. Dios nos llama a que seamos sus manos en el trabajo de la justicia en este mundo. Muchas veces leemos este pasaje pensando que se refiere a Cristo, pero Isaías tenía un mensaje bastante más radical.

  1. Cierto, Jesús es el siervo del Señor, pero nosotros también somos siervos de Dios.
  2. El evangelio de Marcos nos dice, “Pero entre ustedes no debe ser así.
  3. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos.
  4. Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (10:43, 44).

Marcos nos enseña que el pasaje de Isaías es más que una profecía bonita. Más bien sirve como instrucción para que aprendamos a servir. Si somos siervos de Dios, debemos llevar justicia a las naciones (Isaías 42:1). ¿Qué tipo de siervos debemos ser, según Isaías? ¿Qué tipo de justicia realizaremos? ¿A quién la llevaremos? Dios nos llama a traer justicia a los enfermos, necesitados, huérfanos, viudas, a los que no tienen refugio (42:7; 58:6, 7, 10).

Todos sabemos que en esta sociedad, los ricos definen y controlan lo que llamamos la justicia. Pero los poderosos no controlan la justicia de Dios. La justicia de Dios viene a las masas, a los necesitados y los débiles. ¿Y quién traerá justicia? Nosotros, los siervos de Dios. Isaías habla de “las costas lejanas” (42:4).

¿A que se refiere? Se refiere a los países paganos que no formaban parte del pacto que Dios hizo con Israel. Las costas lejanas son los extranjeros, los marginados, los que más necesitan la justicia de Dios. Como los israelitas, a veces nosotros los cristianos pensamos que la justicia de Dios es sólo para nosotros.

  1. Pero el profeta Isaías nos recuerda que el amor de Dios es más grande que esto.
  2. La iglesia no tiene el monopolio de la justicia de Dios.
  3. La iglesia tiene una responsabilidad de anunciar y establecer la justicia de Dios en toda la tierra.
  4. El siervo de Dios no se cansará hasta que establezca la justicia “en la tierra” (42:4).

Si leemos los periódicos, vemos que en el mundo hay guerra, hambre, enfermedades y odio. Hay mucho que hacer. ¡Pero ánimo! Dios está con nosotros. Isaías nos dice que nuestro Dios nos ha llamado en justicia. Nos ha tomado por la mano para que seamos instrumentos de salvación en el mundo.