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Oracion De San Francisco De Asis?

Oracion De San Francisco De Asis
La Oración por la paz es una oración tradicional que suele relacionarse con san Francisco de Asís. San Juan Pablo II la rezó frente a los representantes de las Iglesias cristianas y las religiones del mundo cuando se reunió con ellos para rezar por la paz en 1986.

  1. Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
  2. Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
  3. Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
  4. Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
  5. Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
  6. Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
  7. Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.

Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría. Maestro, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, ser comprendido, cuanto comprender, ser amado, cuanto amar. Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna.

¿Cuál fue la oracion de San Francisco de Asís?

Oh, Señor, haz que yo no busque tanto el ser consolado, como consolar, el ser comprendido, como comprender, el ser amado, como amar. Porque dando es como se recibe, olvidándose de sí es como se encuentra, perdonando es como se es perdonado, muriendo es como se resucita para la vida eterna. Amén.

¿Qué cura San Francisco de Asís?

Martirologio Romano: Memoria de san Francisco, el cual, después de una juventud despreocupada, se convirtió a la vida evangélica en Asís, localidad de Umbría, en Italia, y encontró a Cristo sobre todo en los pobres y necesitados, haciéndose pobre él mismo.

  1. Instituyó los Hermanos Menores y, viajando, predicó el amor de Dios a todos y llegó incluso a Tierra Santa.
  2. Con sus palabras y actitudes mostró siempre su deseo de seguir a Cristo, y escogió morir recostado sobre la nuda tierra ( † 1226),
  3. Breve Biografía San Francisco fue un santo que vivió tiempos difíciles de la Iglesia y la ayudó mucho.

Renunció a su herencia dándole más importancia en su vida a los bienes espirituales que a los materiales. Francisco nació en Asís, Italia en 1181 ó 1182. Su padre era comerciante y su madre pertenecía a una familia noble. Tenían una situación económica muy desahogada.

  • Su padre comerciaba mucho con Francia y cuando nació su hijo estaba fuera del país.
  • Las gentes apodaron al niño “francesco” (el francés) aunque éste había recibido en su bautismo el nombre de “Juan”.
  • En su juventud no se interesó ni por los negocios de su padre ni por los estudios.
  • Se dedicó a gozar de la vida sanamente, sin malas costumbres ni vicios.

Gastaba mucho dinero pero siempre daba limosnas a los pobres. Le gustaban las románticas tradiciones caballerescas que propagaban los trovadores. Cuando Francisco tenía como unos veinte años, hubo pleitos y discordia entre las ciudades de Perugia y Asís.

Francisco fue prisionero un año y lo soportó con alegría. Cuando recobró la libertad cayó gravemente enfermo. La enfermedad fortaleció y maduró su espíritu. Cuando se recuperó, decidió ir a combatir en el ejército. Se compró una costosa armadura y un manto que regaló a un caballero mal vestido y pobre. Dejó de combatir y volvió a su antigua vida pero sin tomarla tan a la ligera.

Se dedicó a la oración y después de un tiempo tuvo la inspiración de vender todos sus bienes y comprar la perla preciosa de la que habla el Evangelio. Se dio cuenta que la batalla espiritual empieza por la mortificación y la victoria sobre los instintos.

  1. Un día se encontró con un leproso que le pedía una limosna y le dio un beso.
  2. Visitaba y servía a los enfermos en los hospitales.
  3. Siempre, regalaba a los pobres sus vestidos, o el dinero que llevaba.
  4. Un día, una imagen de Jesucristo crucificado le habló y le pidió que reparara su Iglesia que estaba en ruinas.

Decidió ir y vender su caballo y unas ropas de la tienda de su padre para tener dinero para arreglar la Iglesia de San Damián. Llegó ahí y le ofreció al padre su dinero y le pidió permiso para quedarse a vivir con él. El sacerdote le dijo que sí se podía quedar ahí, pero que no podía aceptar su dinero.

  1. El papá de San Francisco, al enterarse de lo sucedido, fue a la Iglesia de San Damián pero su hijo se escondió.
  2. Pasó algunos días en oración y ayuno.
  3. Regresó a su pueblo y estaba tan desfigurado y mal vestido que las gentes se burlaban de él como si fuese un loco.
  4. Su padre lo llevó a su casa y lo golpeó furiosamente, le puso grilletes en los pies y lo encerró en una habitación (Francisco tenía entonces 25 años).

Su madre se encargó de ponerle en libertad y él se fue a San Damián. Su padre fue a buscarlo ahí y lo golpeó y le dijo que volviera a su casa o que renunciara a su herencia y le pagara el precio de los vestidos que había vendido de su tienda. San Francisco no tuvo problema en renunciar a la herencia y del dinero de los vestidos pero dijo que pertenecía a Dios y a los pobres.

  • Su padre le obligó a ir con el obispo de Asís quien le sugirió devolver el dinero y tener confianza en Dios.
  • San Francisco devolvió en ese momento la ropa que traía puesta para dársela a su padre ya que a él le pertenecía.
  • El padre se fue muy lastimado y el obispo regaló a San Francisco un viejo vestido de labrador que tenía al que San Francisco le puso una cruz con un trozo de tiza y se lo puso.

San Francisco partió buscando un lugar para establecerse. En un monasterio obtuvo limosna y trabajo como si fuera un mendigo. Unas personas le regalaron una túnica, un cinturón y unas sandalias que usó durante dos años. Luego regresó a San Damián y fue a Asís para pedir limosna para reparar la Iglesia.

Ahí soportó las burlas y el desprecio. Una vez hechas las reparaciones de San Damián hizo lo mismo con la antigua Iglesia de San Pedro. Después se trasladó a una capillita llamada Porciúncula, de los benedictinos, que estaba en una llanura cerca de Asís. Era un sitio muy tranquilo que gustó mucho a San Francisco.

Al oir las palabras del Evangelio “.No lleven oro.ni dos túnicas, ni sandalias, ni báculo.”, regaló sus sandalias, su báculo y su cinturón y se quedó solamente con su túnica sujetada con un cordón. Comenzó a hablar a sus oyentes acerca de la penitencia.

  1. Sus palabras llegaban a los corazones de sus oyentes.
  2. Al saludar a alguien, le decía “La paz del Señor sea contigo”.
  3. Dios le había concedido ya el don de profecía y el don de milagros.
  4. San Francisco tuvo muchos seguidores y algunos querían hacerse discípulos suyos.
  5. Su primer discípulo fue Bernardo de Quintavalle que era un rico comerciante de Asís que vendió todo lo que tenía para darlo a los pobres.

Su segundo discípulo fue Pedro de Cattaneo. San Francisco les concedió hábitos a los dos en abril de 1209. Cuando ya eran doce discípulos, San Francisco redactó una regla breve e informal que eran principalmente consejos evangélicos para alcanzar la perfección.

Después de varios años se autorizó por el Papa Inocencio III la regla y les dio por misión predicar la penitencia. San Francisco y sus compañeros se trasladaron a una cabaña que luego tuvieron que desalojar. En 1212, el abad regaló a San Francisco la capilla de Porciúncula con la condición de que la conservase siempre como la iglesia principal de la nueva orden.

Él la aceptó pero sólo prestada sabiendo que pertenecía a los benedictinos. Alrededor de la Porciúncula construyeron cabañas muy sencillas. La pobreza era el fundamento de su orden. San Francisco sólo llegó a recibir el diaconado porque se consideraba indigno del sacerdocio.

Los primeros años de la orden fueron un período de entrenamiento en la pobreza y en la caridad fraterna. Los frailes trabajaban en sus oficios y en los campos vecinos para ganarse el pan de cada día. Cuando no había trabajo suficiente, solían pedir limosna de puerta en puerta. El fundador les había prohibido aceptar dinero.

Se distinguían por su gran capacidad de servicio a los demás, especialmente a los leprosos a quienes llamaban “hermanos cristianos”. Debían siempre obedecer al obispo del lugar donde se encontraran. El número de compañeros del santo iba en aumento. Santa Clara oyó predicar a San Francisco y decidió seguirlo en 1212.

  1. San Francisco consiguió que Santa Clara y sus compañeras se establecieran en San Damián.
  2. La oración de éstas hacía fecundo el trabajo de los franciscanos.
  3. San Francisco dio a su orden el nombre de “Frailes Menores” ya que quería que fueran humildes.
  4. La orden creció tanto que necesitaba de una organización sistemática y de disciplina común.

La orden se dividió en provincias y al frente de cada una se puso a un ministro encargado “del bien espiritual de los hermanos”. El orden de fraile creció más alla de los Alpes y tenían misiones en España, Hungría y Alemania. En la orden habían quienes querían hacer unas reformas a las reglas, pero su fundador no estuvo de acuerdo con éstas.

Surgieron algunos problemas por esto porque algunos frailes decían que no era posible el no poseer ningún bien. San Francisco decía que éste era precisamente el espíritu y modo de vida de su orden. San Francisco conoció en Roma a Santo Domingo que había predicado la fe y la penitencia en el sur de Francia.

En la Navidad de 1223 San Francisco construyó una especie de cueva en la que se representó el nacimiento de Cristo y se celebró Misa. En 1224 se retiró al Monte Alvernia y se construyó ahí una pequeña celda. La única persona que lo acompañó fue el hermano León y no quiso tener visitas.

Es aquí donde sucedió el milagro de las estigmas en el cual quedaron impresas las señales de la pasión de Cristo en el cuerpo de Francisco. A partir de entonces llevaba las manos dentro de las mangas del hábito y llevaba medias y zapatos. Dijo que le habían sido reveladas cosas que jamás diría a hombre alguno.

Un tiempo después bajo del Monte y curó a muchos enfermos. San Francisco no quería que el estudio quitara el espíritu de su orden. Decía que sí podían estudiar si el estudio no les quitaba tiempo de su oración y si no lo hacían por vanidad. Temía que la ciencia se convirtiera en enemiga de la pobreza.

  1. La salud de San Francisco se fue deteriorando, los estigmas le hacían sufrir y le debilitaron y ya casi había perdido la vista.
  2. En el verano de 1225 lo llevaron con varios doctores porque ya estaba muy enfermo.
  3. Poco antes de morir dictó un testamento en el que les recomendaba a los hermanos observar la regla y trabajar manualmente para evitar la ociosidad y dar buen ejemplo.

Al enterarse que le quedaban pocas semanas de vida, dijo “¡Bienvenida, hermana muerte!”y pidió que lo llevaran a Porciúncula. Murió el 3 de octubre de 1226 después de escuchar la pasión de Cristo según San Juan. Tenía 44 años de edad. Lo sepultaron en la Iglesia de San Jorge en Asís.

  1. Son famosas las anécdotas de los pajarillos que venían a escucharle cuando cantaba las grandezas del Señor, del conejillo que no quería separarse de él y del lobo amansado por el santo.
  2. Algunos dicen que estas son leyenda, otros no.
  3. San Francisco contribuyó mucho a la renovación de la Iglesia de la decadencia y el desorden en que había caído durante la Edad Media.

El ayudó a la Iglesia que vivía momentos difíciles. ¿Qué nos enseña la vida de San Francisco? Nos enseña a vivir la virtud de la humildad. San Francisco tuvo un corazón alegre y humilde. Supo dejar no sólo el dinero de su padre sino que también supo aceptar la voluntad de Dios en su vida.

  1. Fue capaz de ver la grandeza de Dios y la pequeñez del hombre.
  2. Veía la grandeza de Dios en la naturaleza.
  3. Nos enseña a saber contagiar ese entusiasmo por Cristo a los demás.
  4. Predicar a Dios con el ejemplo y con la palabra.
  5. San Francisco lo hizo con Santa Clara y con sus seguidores dando buen ejemplo de la libertad que da la pobreza.

Nos enseña el valor del sacrificio. San Francisco vivió su vida ofreciendo sacrificios a Dios. Nos enseña a vivir con sencillez y con mucho amor a Dios. Lo más importante para él era estar cerca de Dios. Su vida de oración fue muy profunda y era lo primordial en su vida.

Fue fiel a la Iglesia y al Papa. Fundó la orden de los franciscanos de acuerdo con los requisitos de la Iglesia y les pedía a los frailes obedecer a los obispos. Nos enseña a vivir cerca de Dios y no de las cosas materiales. Saber encontrar en la pobreza la alegría, ya que para amar a Dios no se necesita nada material.

Nos enseña lo importante que es sentirnos parte de la Iglesia y ayudarla siempre pero especialmente en momentos de dificultad. Fuente: Catholic.net

¿Que el Señor te bendiga y te guarde San Francisco de Asís?

Sin embargo, y según la interpretación de los biógrafos de Francisco de Asís,​ el Espíritu de Dios inspiró a Francisco a escribir y entregar a su fraile las siguientes palabras: El Señor te bendiga y te guarde; ilumine su rostro sobre ti y tenga misericordia de ti. Vuelva a ti su rostro y te conceda la paz.

¿Qué tan milagroso es San Francisco de Asís?

Milagros de san Francisco de Asís – Los milagros que se le atribuyen a este santo son muchos y fantásticos:

La sanación del leproso: San Francisco lavó la piel de un hombre con lepra. También rezó para que el demonio que lo atormentaba se alejara y dejara libre su alma. Entonces la piel del leproso comenzó a sanar, y su alma también. Cuando el hombre se dio cuenta de que estaba sano, se arrepintió de sus pecados y comenzó a llorar. El hombre se curó completamente, en cuerpo y alma y se reconcilió con Dios. La transformación de los ladrones: Tres ladrones robaron comida y bebida del monasterio de San Francisco. Entonces San Francisco comenzó a rezar por ellos y envió a uno de los monjes a disculparse por haberlos tratado mal. Los ladrones se conmovieron tanto que se unieron a la orden franciscana y pasaron el resto de sus vidas sirviendo a los demás. Milagros con aves: San Francisco amó tanto a los animales que los veía como criaturas de Dios, iguales a las personas. Se le vio predicando a las aves, que lo escuchaban durante sus sermones. Las aves no se iban hasta que él les daba la bendición. El encuentro con el lobo feroz: En las cercanías de un pueblo donde vivía San Francisco, apareció un lobo que estaba aterrorizando a las personas y matando a los animales. San Francisco decidió ir a encontrar al lobo de frente y hablar con él. Ante un grupo de personas, el lobo se puso en posición de ataque, pero Francisco se puso a rezar y hacer la señal de la cruz. Entonces se le acercó al lobo y le ordenó en nombre de Jesucristo que no le hiciera daño a él ni a nadie.El lobo se calmó y empezó a acercársele a San Francisco. Así San Francisco le pidió al lobo que no hiciera daño y le ofreció que la gente del pueblo lo alimentaría a cambio de su compromiso de no atacar a los animales y a la gente. El lobo milagrosamente le dio la mano al santo para sellar el pacto.

Aunque las historias de este santo muchas veces parecen cuentos para niños pues fueron escritos hace ya tantos siglos en Las pequeñas flores de san Francisco de Asís (publicado en 1390, por Ugolino di Monte Santa Maria), sus milagros se siguen manifestando en el mundo de hoy a través de la fe y con la ayuda de su hermosa Oración de san Francisco de Asís.

¿Cuál es el milagro más grande de San Francisco?

Votos a San Francisco de asís – Cuenta Lole Frías, también natural de Catorce, que el primer milagro de Panchito ocurrió cuando un niño cayó en un aljibe ; ya se le daba por muerto, cuando volvió a la superficie del agua gracias a las oraciones al santo.

  1. También se dice que la imagen de San Francisco de Asís escapaba de la parroquia donde se encuentra, para regresar a la Capilla de Guadalupe, lugar al que llegó primero.
  2. De nuevo era colocada en su sitio, y otra vez aparecía en la otra capilla.
  3. Todos coinciden en que el milagro más grande que ha realizado San Francisco de asís en Real de Catorce es haberlo rescatado del olvido, luego de que en 1905, debido al cierre de las minas, fue abandonado casi por completo.

Los exvotos a San Francisco de Asís, que atestiguan la magnitud de la fe religiosa hacia El Charrito, llenan la sacristía de la parroquia. Entre ellos hay algunos muy significativos, como uno que data de 1935: “Doy gracias al Señor San Francisco por haber hecho el milagro de que mi esposo recobrara su libertad, luego de que iba a ser pasado por las armas”.

¿Que le gusta a San Francisco de Asís?

Le gustaban las románticas tradiciones caballerescas que propagaban los trovadores. Cuando Francisco tenía como unos veinte años, hubo pleitos y discordia entre las ciudades de Perugia y Asís. Francisco fue prisionero un año y lo soportó con alegría.

¿Qué día es el día de San Francisco de Asís?

Viernes, 4 octubre 2019 – 05:38 Hoy, viernes 4 de octubre, la Iglesia catlica homenajea a San Francisco de Ass Oracion De San Francisco De Asis San Francisco recibiendo los estigmas leo de Orazio Borgianni Hoy, viernes 4 de octubre, la Iglesia catlica homenajea a San Francisco de Ass, fundador de la orden franciscana al que se le atribuyen milagros y la facultad de hablar con los animales. Hijo de un rico comerciante, a los 20 aos se alist como soldado.

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¿Qué frase solia decir San Francisco de Asís?

64. Señor, hazme un instrumento de tu paz. Donde haya odio siembre yo amor; donde haya ofensa, perdón; donde hay duda, fe; donde hay desesperación, esperanza; donde haya tinieblas, luz; donde haya tristeza, alegría. – Eliminar lo negativo para restituir lo positivo.

¿Qué santo cuida la casa?

San Francisco de Asís inspira a cuidar la casa común.

¿Cuál es el santo para cuidar la casa?

Francisco de Asís : hogar y misión, nuestra casa común.

¿Qué es lo que más amaba San Francisco de Asís?

10 datos sorprendentes de San Francisco de Asís Este día 4 de octubre la Iglesia celebra la fiesta de un popular santo que es conocido entre los católicos y no católicos por su vida de pobreza, castidad y la obediencia a Dios. No dejes de leer y conoce 10 datos sorprendentes de San Francisco de Asís:

El Santo Padre expresó que eligió el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís. “Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la creación una relación no tan buena, ¿no? Es el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre”. Nació en Asís (Italia), en el año 1182. Durante su juventud vivió una vida de ricos, diversiones, gastaba el dinero de manera ostentosa y solo le importaba divertirse en la vida. Hasta que un día escucho la voz de Dios: “Francisco, repara mi Iglesia, pues ya ves que está en ruinas”. Francisco renunció a la herencia de sus padres y una vida de lujos. Se dedicó a cuidar a los pobres, a los enfermos, a la naturaleza y se entregó por completo a Dios. Atendió el auxilio del leproso, en lugar de huir como era costumbre en aquella época. Movido por el Espíritu Santo se acercó y le dio un beso. A partir de ese momento cambio su vida y se lamentaba constantemente llorando por sus pecados. Pasaba los días haciendo oración y ayuno. Su aspecto y su conducta cambiaron por completo, lo que hacía que la gente se burlara y lo llamarán loco. Por su parte, su padre enfureció y lo golpeo en diversas ocasiones y en una de ellas lo encerró para que recapacitara y tomara su antigua vida. Dios le concedido el don de profecía y el don de milagros. Cuando pedía limosna para reparar la iglesia de San Damián, acostumbraba decir: “Ayudadme a terminar esta iglesia”. Enseguida Francisco tuvo pronto numerosos seguidores y algunos querían hacerse discípulos suyos. Llegó a ser conocido como el Pobre de Asís por su matrimonio con la pobreza, su amor por los pajarillos y toda la naturaleza. Todo ello refleja un alma en la que Dios lo era todo, un alma que se nutría de las verdades de la fe católica y que se había entregado enteramente a Cristo crucificado. Francisco amaba a los animales y sentía un gran cariño por ellos, pero también tenía poder sobre ellos, por ejemplo: las anécdotas de los pajarillos que venían a escucharle cuando cantaba las grandezas del Creador, del conejillo que no quería separarse de él en el Lago Trasimeno y del lobo de Gubbio amansado por el santo. Recibió los estigmas mientras realizaba un ayuno de 40 días. Un franciscano que lo acompañó dijo: “de repente vio una visión de un serafín, un ángel de seis alas en una cruz. Este ángel le dio el don de las cinco llagas de Cristo”. Esto sucedió en 1224 durante un ayuno de 40 días en el Monte Alvernia. Al enterarse que le quedaban pocas semanas de vida, dijo “¡Bienvenida, hermana muerte!”y pidió que lo llevaran a Porciúncula. Murió el 3 de octubre de 1226 después de escuchar la pasión de Cristo según San Juan. Tenía 44 años de edad. Lo sepultaron en la Iglesia de San Jorge en Asís San Francisco contribuyó mucho a la renovación de la Iglesia de la decadencia y el desorden en que había caído durante la Edad Media. El ayudó a la Iglesia que vivía momentos difíciles.

Sin duda alguna existen más datos importantes de la vida de este gran santo, que no nos alcanza para compartir en este espacio. La vida de Francisco nos enseña a saber contagiar ese entusiasmo por Cristo a los demás y predicar siempre con el ejemplo y con la palabra.

¿Qué tiene que ver San Francisco de Asís con los animales?

San Francisco de Asís-Patrón de los veterinarios El 4 de octubre es una fecha muy especial para los amantes de los animales ya que se conmemora a San Francisco de Asís, patrón de los veterinarios, de los animales y de los ecologistas, celebrando la vida animal en cualquiera de sus formas.

  • Como veis, la ecología y el amor a los animales no es nada nuevo.
  • San Francisco de Asís ya predicaba el amor hacia los animales y el medio ambiente.
  • Además, este santo es también el patrono de los forestales y de los movimientos ecologistas que ponen su esfuerzo en el cuidado de la naturaleza y el medio ambiente.

A partir del 4 de octubre de 2003, organizaciones inglesas defensoras de los animales decidieron realizar un evento anual y desde entonces el número de celebraciones conmemorativas de esta fecha se ha extendido a diferentes países del mundo como España.

  1. Existen muchísimas anécdotas de la conexión tan especial que San Francisco de Así s tenía con los animales.
  2. Cuenta la historia, que todas las especies lo escuchaban y obedecían sus órdenes, entre ellas las golondrinas, que lo seguían en bandadas y formaban una cruz por encima del lugar donde él predicaba.

Hasta un lobo salvaje que devoraba las ovejas y atacaba a los hombres, dejó de agredir tras ser amansado por este ecologista italiano. Aquí os dejamos una muestra de algunos animales que están en vía de extinción debido principalmente a la caza ilegal:

Elefante. Oso polar. Tigre de bengala. Ballena. Canguro.

Reflexionemos sobre el respeto que debemos mostrar hacia todo tipo de especies animales con las que convivimos. : San Francisco de Asís-Patrón de los veterinarios

¿Cuántos santos San Francisco hay?

Santa María de Egipto – También es el turno de María de Egipto o Santa María Egipcíaca, venerada como patrona de las mujeres penitentes. Aunque no se sabe con exactitud dónde nació, sí se conoce que fue en la tierra de los faraones. A los 12 años se trasladó a la ciudad de Alejandría y, según algunas fuentes historiográficas, allí comenzó a ejercer la prostitución y la mendicidad.

Después de 17 años con este estilo de vida, viajó a Jerusalén como viaje de ‘antiperegrinación’ con el que demostrar que podía encontrar socios para su lujuria entre los fieles. Tal y como se relata en su ‘Vita’, escrita por el patriarca de Jerusalén Sofronio, cuando intentó entrar en la iglesia del Santo Sepulcro durante la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, una fuerza invisible le impidió hacerlo.

Consciente de este extraño fenómeno, sintió un fuerte remordimiento por sus impurezas e imploró perdón a Dios prometiendo convertirse en una asceta, esto es, practicante de una doctrina que busca purificar el alma absteniéndose de los placeres materiales.

  • Tras su transformación, intentó de nuevo entrar en el templo y esta vez sí pudo hacerlo.
  • Después de venerar la reliquia de la cruz, escuchó una voz que le conminó a cruzar el río Jordán para encontrar “un glorioso descanso”, así que se llevó tres panes (símbolo de la eucaristía) y se retiró al desierto a vivir como una ermitañ a el resto de su vida, de acuerdo con la leyenda.

Murió después de 47 años de soledad, pero su historia viviría para siempre gracias a San Zósimo de Palestina, que se había encontrado con ella en el desierto y se encargó de conservar su recuerdo en la tradición oral. Además de a San Francisco de Paula y Santa María Egipcíaca cada 2 de abril la Iglesia católica recuerda a muchos otros santos y beatos.

San Abundio San Affiano San Diego Luis de San Vitores Santo Domingo Tuoc San Eustasio San Juan Payne San Víctor Beato Francisco Coll Beato Guillermo Apor Beata Isabelk Vendramini Beato Iván Ziatyk Beati Leopoldo de Gaiche Beata Madre María de San José Beato Nicolás Carneckyj

Medio millón de hombres tienen de nombre Francisco, y ese medio millón de Franciscos está hoy de santo (aunque también muchos otros días). La Iglesia católica recuerda el día 2 de abril a San Francisco de Paula, pero muchos otros santos de nombre Francisco también están incluidos en el santoral católico: San Francisco de Sales, el 24 de enero ; San Francisco de Borja, el 3 de octubre ; San Francisco de Asís, el 4 de octubre o San Francisco Javier, el 3 de diciembre.

¿Cuál es el santo patrono de las mascotas?

San Antón es uno de los santos más reconocidos. Conocido como patrón de los animales, cada 17 de enero se le homenajea y se bendice a las mascotas.

¿Quién dijo hazme un instrumento de tu paz?

Por Obispo José García “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” -Lucas 2:14 ¡Qué escena tan asombrosa! Estoy seguro de que hemos visto más de una imagen que representa a los ángeles compartiendo este mensaje con los pastores.

Un mensaje que los profetas habían anunciado sobre un Príncipe de Paz cuyo reino sería “en juicio y en justicia desde ahora y para siempre”. No es de extrañar que los pastores regresaron a sus rebaños glorificando y alabando a Dios. ¿No puedo evitar especular cuál sería su conversación antes de esta experiencia celestial? El mundo de su tiempo estaba en crisis, la nación estaba bajo la opresiva “Pax Romana” que gobernaba con intimidación y violencia cruel.

Probablemente recordaron las profecías sobre el Mesías que vendría, pero quizás el abrumador clima político y social de su tiempo los había hecho perder la esperanza. Sin embargo, el encuentro de los ángeles con los pastores es claramente una afirmación de que las profecías de Dios, aunque parezcan retrasarse, seguramente se cumplirán.

  1. Hoy en día la situación global presente es muy preocupante.
  2. Según el Índice de Paz Global de 2018, el mundo fue menos pacífico en 2018 que en cualquier otro momento de la última década.
  3. La violencia en todas sus formas se deja ver a través de imágenes diarias del sufrimiento humano.
  4. Los titulares son principalmente sobre eventos que estremecen la paz personal de muchos, haciéndolos sentir ansiosos, inquietos y sin esperanza debido a las guerras, el hambre, desplazamiento de personas, desastres naturales, disparidad de riqueza, abuso de poder, injusticia, etc.

Pero la segura palabra profética de Dios asegura que Jesús, el Príncipe de la Paz, pondrá fin a las guerras, la violencia y la injusticia. Producirá una vida armoniosa de toda la creación al final de los tiempos. Sin embargo, el mensaje de paz de Jesús no se trata solo de una expectativa esperanzadora para el futuro.

Estamos llamados a compartir un evangelio de paz (Efesios 6:15) que aboga por una plenitud personal y colectiva, integridad, satisfacción, bienestar, salud, prosperidad, armonía y realización, en otras palabras, el Shalom de Dios. El mensaje y el testimonio vivo de Jesús nos alienta a ser agentes de transformación social listos para proclamar las buenas nuevas que brindan una paz que “sobrepasa todo entendimiento” (Fil 4, 7).

Por lo tanto, durante esta temporada de Adviento, seamos mensajeros y propugnadores del Shalom de Dios entre aquellos que luchan contra el hambre, la pobreza y la injusticia. Este mensaje de paz nos mueve a orar como San Francisco de Asís: Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.

Donde hay odio, déjame sembrar amor; Donde haya dolor, perdón; Donde hay duda, fe; Donde hay desesperación, esperanza; Donde hay oscuridad, luz; Y donde hay tristeza, felicidad. Divino maestro; Concede que no busque tanto ser consolado como consolar; ser entendido como entender; ser amado como amar; Pues es al dar que recibimos; es al perdonar que somos perdonados; y es al morir que nacemos para la vida eterna.

Amén. Obispo José García es asesor principal de oración y compromiso evangélico en Pan para el Mundo.

¿Quién dijo paz y bien para todos?

«Paz y Bien» es el saludo hoy generalizado entre los franciscanos, el lema y distintivo de los hijos de san Francisco; pero, tal vez, no sepamos su significado exacto ni su alcance. El presente estudio trata de desentrañarlo, no precisamente en cuanto franciscano, sino más bien en cuanto enraizado en la tradición bíblica. Al ofrecer este artículo, sustituimos, en la introducción, los textos que el autor tomó de los Bolandistas, por los que se encuentran en los escritos de S. Francisco y de sus primeros biógrafos. Título original: Pax et Bonum. «Shalôm» y «tôb» en relación con «berit», en Estudios Bíblicos 28 (1969) 61-77. INTRODUCCIÓN Durante una estancia de varios meses en una residencia de franciscanos, en su mayoría de procedencia italiana, me llamó la atención la frecuencia con que los religiosos repetían entre sí y con los demás el saludo «pace e bene». Estaba yo haciendo un estudio precisamente sobre la paz en la Biblia y a lo largo de mi trabajo me había encontrado no pocas veces en el AT con la misma expresión «paz y bien».

  • Más aún, dicho binomio sumergía sus raíces en las literaturas del antiguo Medio Oriente.
  • Sentí curiosidad por conocer el origen del citado saludo franciscano «pace e bene», y la información que pude recoger de viva voz no era uniforme.
  • Según algunos, el saludo arrancaría del propio san Francisco.
  • Otros lo creían un saludo tardío; posiblemente su origen no iba más allá de nuestro siglo, decían, y señalaban, incluso, las comunidades terciarias franciscanas de la provincia de Venecia como probable lugar de origen.

Deseoso de encontrar datos más concretos y fehacientes, recurrí a la vida y escritos de san Francisco. San Buenaventura nos relata que Francisco, movido por el Espíritu divino, comenzó a desear vivir la perfección evangélica y a invitar a los demás a que se convirtiesen, usando para ello palabras penetrantes y llenas de virtud celestial.

«Al comienzo de todas sus predicaciones saludaba al pueblo, anunciándole la paz con estas palabras: ” ¡El Señor os dé la paz! “. Tal saludo lo aprendió por revelación divina, como él mismo lo confesó más tarde. De ahí que, según la palabra profética (Is 52,7) y movido en su persona del espíritu de los profetas, anunciaba la paz, predicaba la salvación y con saludables exhortaciones reconciliaba en una paz verdadera a quienes, siendo contrarios a Cristo, habían vivido antes lejos de la salvación» (LM 3,2).

Y el Espejo de Perfección nos dice: «También le fue revelado el saludo que habían de emplear los hermanos, como hizo escribir en su Testamento: ” El Señor me reveló que debiera decir al saludar: El Señor te dé la paz ” (Test 23). En los orígenes de la Religión, yendo de camino.

Saludaba a todos, hombres y mujeres y a los trabajadores del campo, diciendo: ” El Señor os dé la paz “. Como no habían oído nunca que otros religiosos saludaran así, les extrañaba muchísimo. Y algunos, malhumorados, replicaban: “¿Qué intentáis decirnos con este saludo?”. De modo que su compañero comenzó a avergonzarse y pidió así al bienaventurado Francisco: “Permíteme que salude de otra manera”.

El bienaventurado Francisco lo animó diciendo: “Déjales que digan lo que quieran, porque no perciben las cosas de Dios. Pero tú no te encojas de ánimo, porque habrá muchos nobles y principales de este mundo que por este saludo te mostrarán, a ti y a los hermanos, reverencia.”» (EP 26).

  • Los Tres Compañeros añaden un detalle interesante al unir paz y bien: «Como más tarde Francisco mismo atestiguó (Test 23), había aprendido, por revelación divina, este saludo: ” ¡El Señor te dé la paz! “.
  • Por eso, en toda predicación suya iniciaba sus palabras con el saludo que anuncia la paz.
  • Y es de admirar -y no se puede admitir sin reconocer en ello un milagro- que antes de su conversión había tenido un precursor, que para anunciar la paz solía ir con frecuencia por Asís saludando de esta forma: ” ¡Paz y bien, paz y bien! “.

Dotado de improviso el varón de Dios del espíritu de los profetas, en cuanto desapareció su heraldo, comenzó a anunciar la paz, a predicar la salvación; y muchos que habían permanecido enemistados con Cristo y alejados del camino de la salvación, se unían en verdadera alianza de paz por sus exhortaciones» (TC 26).

  • Es lo que también nos repite Celano: «En toda predicación que hacía, antes de proponer la palabra de Dios a los presentes, les deseaba la paz, diciéndoles: ” ¡El Señor os dé la paz! “.
  • Anunciaba devotísimamente y siempre esta paz a hombres y mujeres, a los que encontraba y a quienes le buscaban.
  • Debido a ello, muchos que rechazaban la paz y la salvación, con la ayuda de Dios abrazaron la paz de todo corazón y se convirtieron en hijos de la paz y en émulos de la salvación eterna» (1 Cel 23).

«Entre éstos, un hombre de Asís, de espíritu piadoso y humilde, fue quien primero siguió devotamente al varón de Dios. A continuación abrazó esta misión de paz. el hermano Bernardo» (1 Cel 24). Francisco quería que sus hijos fuesen mensajeros de paz. «Marchad, carísimos, de dos en dos por las diversas partes de la tierra, anunciando a los hombres la paz y la penitencia para remisión de los pecados.

  1. Y permaneced pacientes en la tribulación, seguros.
  2. A los que os pregunten, responded con humildad; bendecid a los que os persigan; dad gracias a los que os injurien y calumnien.
  3. Estas palabras las repetía siempre que mandaba a algún hermano a cumplir una obediencia» (1 Cel 29).
  4. «Amonestaba también a los hermanos que no juzgaran ni despreciaran a nadie.

Y seguía diciendo: “Tal debería de ser el comportamiento de los hermanos entre los hombres, que cualquiera que los oyera o viera, diera gloria al Padre celestial y le alabara devotamente”. Y les decía: “Que la paz que anunciáis de palabra, la tengáis, y en mayor medida, en vuestros corazones., que por vuestra mansedumbre todos sean inducidos a la paz, a la benignidad y a la concordia.

  • Pues para esto hemos sido llamados: para curar a los heridos, para vendar a los quebrados y para corregir a los equivocados.
  • Pues muchos que parecen ser miembros del diablo, llegarán todavía a ser discípulos de Cristo”» (TC 58).
  • Lo dicho por los biógrafos concuerda sustancialmente con lo que el propio san Francisco manda y recomienda en sus escritos a los hermanos cuando van por el mundo.

En particular, les prescribe que cuando entren en alguna casa digan: « ¡Paz a esta casa! » (1 R 14,2; 2 R 3,13). Y en el Testamento escribe: «El Señor me reveló que dijésemos el saludo: ¡El Señor te dé la paz! ». No entramos ni salimos sobre el valor crítico de todos estos datos y testimonios.

  • Lo único que nos interesa es constatar la existencia del saludo « pax et bonum » en la alta Edad Media y llamar la atención sobre su resonancia bíblica, como ahora vamos a demostrar.
  • Enunciaremos primero los textos en los que el binomio paz-bien aparece en paralelismo expreso y, luego, señalaremos algunos paralelismos implícitos.

En una segunda parte estudiaremos los conceptos de «paz» ( shalôm ) y «bien» ( tôb ) en su relación con la alianza ( berit ). Finalmente, trataremos de seguir la prehistoria de dichos conceptos en las literaturas del antiguo Medio Oriente. I. PAZ Y BIEN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO A) “PAZ Y BIEN” EN PARALELISMO EXPRESO a) He aquí algunos pasajes en que paz y bien aparecen en paralelismo expreso: «Vamos a hacer un pacto contigo de que no nos harás mal, como tampoco nosotros nos hemos mostrado hostiles contigo.

  1. No te hemos hecho sino bien y te hemos dejado ir en paz » (Gén 26,29).
  2. «No buscarás jamás mientras vivas su paz ni su bien » (Dt 23,7).
  3. «No busquéis nunca su paz ni su bien » (Esd 9,12).
  4. «Amado por la multitud de sus hermanos, preocupado por el bien de su pueblo y procurador de la paz de su raza» (Est 10,3).

«Mi alma está alejada de la paz, ya no gozo de bien alguno» (Lam 3,17). «Esperábamos paz y no hubo bien alguno» (Jer 8,15). «Esperábamos paz y no hubo bien alguno, el tiempo de la cura y se presenta el miedo» (Jer 14,19). En todos estos textos la expresión «paz-bien» se refiere fundamentalmente a la prosperidad, abundancia, plenitud, seguridad y armonía de la vida material en sus múltiples manifestaciones y aspectos.

Es particularmente importante el texto citado del Génesis 26,29, donde paz y bien se emplean como términos técnicos para expresar el contenido sustancial de la alianza entre Abraham y Abimelec. b) «Apártate del mal y obra el bien, busca la paz y anda tras ella» (Sal 34,15). Aquí la práctica del bien y la búsqueda de la paz se sitúan en el terreno moral y ético.

Son la condición que ha de cumplir el hombre que apetece la vida y quiere gozar del bien (v.13). c) El ámbito del término «tôb» (= el bien), como categoría ética y expresión del comportamiento moral del hombre es sumamente amplio en el A.T. «Buscad el bien, no el mal, para que viváis.

Aborreced el mal, amad el bien » (Am 5,14-15). «Se te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno, lo que Yavé de ti reclama.» (Miq 6,8). «Harás lo que es justo y bueno a los ojos de Yavé, para que te vaya bien y llegues a tomar posesión de la tierra buena, de la que Yavé juró.» (Dt 6,18 = 12,28).«.

pero ese pueblo hace lo que parece malo desoyendo mi voz, y entonces yo también desisto del bien que había decidido hacerle.» (Jer 18,10-11). En todos estos textos, la práctica del bien como categoría moral es la condición que ha de cumplir el hombre para conseguir el bien como categoría salvífica, sea de orden terreno, sea de orden espiritual.

  • D) Dentro de esta misma categoría moral y con una dialéctica similar encontramos también con frecuencia el verbo «yatab» (= hacer el bien): «Aprended a hacer el bien, buscad lo justo.» (Is 1,17).
  • «¿Podréis vosotros obrar el bien, tan avezados como estáis al mal?» (Jer 13,23).
  • «Escucha, pues, Israel: cuida de practicar lo que te procurará el bien y por lo que te multiplicarás.» (Dt 6,2).

Podríamos citar otros muchos textos del Deuteronomio y de Jeremías. La práctica del bien por parte del pueblo es la condición exigida por el Deuteronomio y los Profetas para que Yavé, que es bueno, derrame su bien sobre el pueblo. e) En los siguientes pasajes la paz y el bien se cargan de contenido mesiánico-soteriológico como expresión de la futura salvación: «Pues así dice Yavé: Al filo de cumplírsele a Babilonia setenta años, yo os visitaré y confirmaré sobre vosotros mi favorable promesa (= dabar tôb) de volveros a este lugar; que bien me sé los pensamientos que pienso sobre vosotros -oráculo de Yavé-, pensamientos de paz y no de hostilidad, de daros un porvenir de esperanza» (Jer 29,10-11).

«Jerusalén será para mí un nombre evocador de alegría, será prez y ornato entre todas las naciones de la tierra que oyeron todo el bien que voy a hacerle y se asustarán y estremecerán de todo el bien y toda la paz que voy a concederle» (Jer 33,9). «¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que evangeliza el bien, que proclama la salvación!» (Is 52,7).

«Por amor de mis hermanos y de mis amigos, deja que diga: ¡La paz contigo! Por amor de la Casa de Yavé nuestro Dios, yo ruego por tu bien » (Sal 122,8-9). B) “PAZ Y BIEN” EN PARALELISMO IMPLÍCITO A lo largo del A.T. encontramos situaciones, contextos y expresiones similares, en los cuales unas veces se emplea «shalôm» (= paz) y otras, «tôb» (= el bien).

Quiere esto decir que para los autores sagrados «paz» y «bien» son términos sinónimos y los pueden emplear indistintamente. He aquí algunos ejemplos. a) Profetizar la paz – profetizar el bien Mientras que para Miqueas de Moréset, Jeremías y Ezequiel, la palabra clave, la piedra de toque, que distingue a los verdaderos de los falsos profetas, es «paz», para Miqueas ben Yemla, en cambio, es «bien».

Profetas de «paz» y «desventura» : «Han curado el quebranto de mi pueblo a la ligera, diciendo: ¡Paz, paz!, cuando no había paz» (Jer 6,14). «Si un profeta profetiza la paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, se reconocerá que le había enviado Yavé de verdad» (Jer 28,9).

  • Todo el cap.28 de Jeremías se refiere al dramático encuentro entre él y Ananías que discuten si se debe profetizar paz o desventura,
  • «Así dice Yavé contra los profetas que extravían a mi pueblo, los que, mientras mascan con sus dientes, gritan: ¡ Paz !» (Miq 3,5).
  • «Porque extravían a mi pueblo diciendo: ¡ Paz !, cuando no hay paz,

Ya no existe el muro ni los que lo revocaban, los profetas de Israel que profetizaban sobre Jerusalén y veían para ella visiones de paz » (Ez 13,10.16). Profetas de «bien» y «desventura» : «Queda todavía un hombre por quien podríamos consultar a Yavé, pero yo le aborrezco, porque no me profetiza el bien, sino el mal.

Es Miqueas, hijo de Yemla. Mira que los profetas a una voz predicen el bien al rey. Procura hablar como uno de ellos y anuncia el bien, ¿No te dije que nunca me anuncia el bien sino el mal?» (1 Re 22,8.13.18 = 2 Crón 17,7.12.17). b) «Paz» y «bien», ambos se contraponen a «mal o desventura» Según acabamos de ver, el paralelismo entre paz y bien se acentúa aún más por el hecho de que ambos términos se contraponen a «ra’ah» (= mal o desventura).

Podemos citar otros varios ejemplos. Paz-mal : «. pensamientos de paz y no de mal,» (Jer 29,11).«. porque este hombre no procura en absoluto la paz del pueblo, sino su mal » (Jer 38,4). «Yo hago la paz y creo la desventura » (Is 45,7). Bien-mal : «Mira, yo pongo hoy ante ti vida y bien, muerte y mal » (Dt 30,15).

«Más justo eres tú que yo, pues tú me haces bien y yo te devuelvo mal » (1 Sam 24,18). «¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal !» (Is 5,20). «¿Es que se paga mal por bien ?» (Jer 18,20). c) Paz mesiánica – bienes mesiánicos Uno de los elementos más frecuentes de la escatología veterotestamentaria es la esperanza en una edad de felicidad final, que está expresada generalmente con la palabra «paz», pero también encontramos el término «bien».

Paz mesiánica, Baste recordar la bella descripción de Isaías (Is 11,1-9) sobre la restauración de la felicidad paradisíaca, presidida por el Príncipe de la paz (Is 9,5; cf. Miq 5,4; Zac 9,10). Ezequiel concluye su oráculo sobre el futuro Pastor mesiánico con estas palabras: «Concluiré con ellos una alianza de paz, haré desaparecer de esta tierra las bestias feroces.

  1. Habitarán en seguridad en el desierto y dormirán en los bosques.
  2. El árbol del campo dará su fruto y la tierra dará sus productos» (Ez 34,25-27).
  3. Aun sin usar la palabra, la idea de paz está presente en otros muchos oráculos; v.
  4. Gr.: Am 9,13; Os 2,20; 14,6-8; Jl 2,21-26; Is 62,25; etc.
  5. Bienes mesiánicos : «Después volverán los hijos de Israel; buscarán a Yavé su Dios y a David su rey, y acudirán con temor a Yavé y a sus bienes en los días venideros» (Os 2,5).

«Vendrán y darán hurras en la cima de Sión y acudirán a los bienes de Yavé: al grano, al mosto.; empaparé el alma de los sacerdotes de grasa, y mi pueblo de mis bienes se hartará» (Jer 31,12-14). «El mismo Yavé dará el bien, y nuestra tierra dará su cosecha» (Sal 85,13).

Paz y bienes mesiánicos en un mismo texto, Finalmente merecen atención especial Jer 33,2-14 y Zac 8,9-15, que describen la restauración postexílica y la restauración mesiánica indistintamente con los términos «paz» y «bien». d) Palabras de paz – palabras de bien Los grupos verbales «dabar», «amar», «qara», «anah», etc., para expresar la idea de «hablar bien de uno», «hablar amistosamente», «saludar» y «anunciar o prometer la salvación», emplean indistintamente los complementos «paz» o «bien».

Con «paz» : pueden verse muchos ejemplos, v. gr.: Gén 37,4; Dt 2,26; 20,10-12; 2 Sam 18,28; 2 Re 4,23.26; Est 9,30; Sal 28,3; etc. Colocamos aparte y reproducimos textualmente algunos de los pasajes en los que «dibber shâlom» tiene sentido salvífico, por su mayor importancia teológica: «Él suprimirá los carros de Efraím y los caballos de Jerusalén; será suprimido el acto de combate y él proclamará la paz a las naciones» (Zac 9,10).

  1. «Quiero escuchar qué dice Dios.
  2. Pues habla Yavé de paz para su pueblo.» (Sal 85,9).
  3. «Por amor de mis hermanos y de mis amigos, deja que diga: ¡La paz contigo! » (Sal 122,8).
  4. Con «bien» : véanse, por ejemplo: 1 Sam 20,7; 2 Sam 3,13; 1 Re 2,18; 2 Re 25,28; Jer 12,6; 18,20; 52,32; etc.
  5. «Dijo Moisés a Jobab, hijo de Reuel el madianita, suegro de Moisés: Nosotros partimos para el lugar del que Yavé ha dicho: Os lo daré.

Ven con nosotros y te trataremos bien, porque Yavé ha prometido bienestar a Israel» (Núm 10,29). «No falló una sola de todas las espléndidas promesas que Yavé había hecho a la casa de Israel» (Jos 21,45 = 23,14-15; 1 Re 8,56). En todos estos pasajes se trata de la promesa de la tierra.

En Números se anuncia y en Josué-Reyes se declara cumplida. «Cuando haga Yavé a mi señor todo el bien que te ha prometido y te haya establecido como caudillo de Israel.» (1 Sam 25,30). «Mirad que vienen días -oráculo de Yavé- en que confirmaré la buena palabra que dije a la casa de Israel y a la casa de Judá» (Jer 33,14).

En estos pasajes la promesa gira en torno a la dinastía davídica y al sacerdocio. «Pues así dice Yavé: Al filo de cumplírsele a Babilonia setenta años, yo os visitaré y confirmaré sobre vosotros mi favorable promesa de volveros a este lugar» (Jer 29,10 = 32,42).

  1. Aquí la promesa se refiere a la restauración postexílica.
  2. Notas : a) Como contraposición a «prometer la paz y el bien», encontramos también con frecuencia la expresión «anunciar males»: Jos 23,15; 1 Re 22,23; Jer 11,17; 19,15; 26,19; 36,31; etc.
  3. B) Aquí sería la ocasión de hablar de la gran antigüedad y amplitud de «paz» y «bien» como fórmulas de saludo, tanto en las relaciones sociales de la vida diaria, como en los encabezamientos epistolares y protocolarios entre las grandes cancillerías.

Pero este tema merece solo él un estudio aparte. e) Pensamientos de paz – pensamientos de bien «Que bien me sé los pensamientos que pienso sobre vosotros -oráculo de Yavé-, pensamientos de paz y no de mal.» (Jer 29,11). «Aunque vosotros pensasteis hacerme mal, Dios lo pensó para bien, para hacer sobrevivir.» (Gén 50,20).

  • F) Buscar la paz – buscar el bien de alguno « Buscad la paz de la ciudad a donde os he deportado y orad por ella a Yavé, porque su paz será vuestra paz » (Jer 29,7).
  • «Porque este hombre no busca en absoluto la paz del pueblo sino su mal» (Jer 38,4).«.que busca el bien de su pueblo» (Est 10,3).«.a buscar el bien de los israelitas» (Neh 2,10).

« No buscarás jamás mientras vivas su paz y su bien » (Dt 23,7 = Esd 9,12; cf. Est 10,3). g) Acabar los días en paz – acabar los días bien o en buena ancianidad «Harás según tu prudencia y no dejarás bajar en paz sus canas al seol» (1 Re 2,6). «En paz morirás» (Jer 34,5). II. “PAZ” Y “BIEN” EN RELACIÓN CON ALIANZA A) «PAZ» Y «ALIANZA» Dentro de las distintas modalidades y matices que puede presentar en el ámbito privado, social o político de la vida humana, la alianza o pacto (= «berit») conserva siempre el mismo contenido sustancial.

  1. Según Pedersen y Begrich, el término que mejor recoge y resume este contenido de la alianza sería «paz».
  2. De hecho, no pocas veces encontramos en paralelismo expreso «alianza» y «paz»: Gén 26,28.29.31; Núm 25,12; 1 Sam 20,42; 1 Re 5,26; Abd 7; Sal 55,21; Sir 45,25; etc.
  3. Si se examinan las diez alianzas profanas que registra el A.T.

(Abraham-Abimelec, Gén 21,22; Isaac-Abimelec, Gén 26,26; Labán-Jacob, Gén 31,44; Josué-Gabaonitas, Jos 9,15; Najas-Israelitas, 1 Sam 11,1; David-Jonatán, 1 Sam 18; Abner-David, 2 Sam 3,12; Jiram-Salomón, 1 Re 5,15; Ajab-Ben Hadad, 1 Re 20,34; Joyada-Ceretos, 2 Re 11,4), se puede constatar que casi todas ellas tratan, o de poner fin a una situación de hostilidad o tensión mediante un acuerdo de paz, o de prevenir contra posibles hostilidades o rupturas.

  • Es decir, tenemos de nuevo el paralelismo, si bien implícito, entre «berit» y «shalôm», entre alianza y paz,
  • El paralelismo entre los dos términos es tan perfecto que, según el lenguaje bíblico, «concluir una alianza» y «hacer la paz» son expresiones equivalentes: «Josué hizo las paces con ellos, hizo con ellos pacto de conservarles la vida, y los principales de la comunidad se lo juraron» (Jos 9,15; cf.10,1.4; 11,19; 2 Sam 10,19).

«Yavé dio sabiduría a Salomón, como se lo había prometido, y hubo paz entre Jiram y Salomón pactando una alianza entrambos» (1 Re 5,26; cf.22,45; etc.). «Con las piedras del campo harás alianza, la bestia salvaje vivirá en paz contigo » (Job 5,23). En las lenguas latinas, la raíz misma de pacto evoca ya la idea de paz,

  1. Ambos términos se derivan del verbo «paciscor», que significa pactar.
  2. Pacto se refiere al acto de pactar, y paz, al contenido o efecto del pacto.
  3. Con estas nociones ante la vista podemos apreciar el acierto y oportunidad de los autores sagrados al introducir en la historia de la revelación la imagen y el concepto de la alianza para expresar las sucesivas etapas de la historia de la salvación.

En su aspecto positivo, el plan salvífico de Dios se proponía, en efecto, restaurar la paz y armonía inicial. Ninguna expresión presentaba, por tanto, más ventajas que la alianza, cuyo contenido sustancial se resumía precisamente en la palabra «paz». De hecho, hablando de la alianza divina, los hagiógrafos también expresan su contenido con el término «shalôm».

  • El contenido teológico de la alianza del Sinaí está determinado por el rito que la acompaña, que consiste precisamente en un sacrificio pacífico,
  • En su estudio sobre el sacrificio pacífico, R.
  • Schmid concluye diciendo que dicho sacrificio estaba destinado a ser el sacrificio por excelencia de la alianza entre Yavé y su pueblo.

Tanto más cuanto que el término pacífico subraya expresamente el contenido de la alianza divina, a saber, la paz otorgada por Diosa su pueblo. «La palabra pacifico hace referencia expresa a la finalidad de la alianza, que tiende a restablecer de nuevo las relaciones de paz entre Dios y el pueblo.

El sacrificio pacífico consiste en una comida comunitaria en la que también la Divinidad recibe su parte. Quien ha tomado parte en la celebración está en paz (= shalem) con Dios. De ahí la expresión shalem ‘im Yahweh (en paz con Yavé = entero para Yavé) de 1 Re 8,61; 11,4; 15,3.14; o el simple shalem (en paz = entero) de 2 Re 20,3, y 1 Crón 28,9» (B.

Luther). A una conclusión similar llega A. Charbel, cuando deriva shelamim = pacífico, no de la forma píel (= restituir), sino de la forma qal (= estar completo, etc.) y cuyo significado en este caso sería, por tanto, el de un «sacrificio mediante el cual el oferente se pone en una relación de integridad y paz con Dios».

  • La nueva alianza es anunciada por los profetas contemporáneos del destierro como una alianza de paz.
  • El primero que empieza a hablar de una nueva alianza, aun sin usar la palabra, es Oseas (2,18-25), el cual la presenta ya como una alianza de paz.
  • Paz entre el pueblo y Dios, presentada bajo la imagen de la unión conyugal; paz entre el hombre y la naturaleza; paz y concordia mutua de los hombres entre sí.

Es decir, la nueva alianza se presenta como una restauración de la paz y armonía paradisíacas. El profeta Ezequiel también expresa el contenido de la nueva alianza en términos de paz: «Concluiré con ellos una alianza de paz, haré desaparecer de esta tierra las bestias feroces.

El árbol del campo dará su fruto y la tierra dará sus productos.» (Ez 43,25-31). Lo mismo que Oseas, Ezequiel recurre también a los motivos paradisíacos para hablar de la nueva alianza. La restauración postexílica, presentada bajo las imágenes de la revivificación de los huesos secos y dispersos (Ez 37,1-14) y la reunificación de los dos leños en uno solo (37,15-28), es calificada igualmente por Ezequiel como «una alianza de paz» (37,26).

La nueva alianza es uno de los temas teológicos constantes a lo largo del segundo y del tercer Isaías (aunque falta el calificativo, tales textos se refieren a la «nueva» alianza: cf. Is 43,18-19; 42,9; 48,6), que da unidad y cohesión interna a sus múltiples y variados poemas, incluidos los del Siervo de Yavé (Is 42,6; 49,8; 54,10; 55,3; 56,4; 59,21; 61,8).

La nueva alianza se presenta como una «alianza de paz» (Is 54,10). En contraste con el intenso dolor de las Lamentaciones, el 2 ° Isaías, y muy especialmente Is 54, canta con gozo y alegría desbordantes la restauración postexílica y la presenta como la inauguración de una alianza de paz similar a la alianza de Dios con Noé.

La paz como contenido de la nueva alianza adquiere su máxima densidad teológica en los Cantos del Siervo de Yavé, que presentan a su misterioso protagonista como «alianza del pueblo» (Is 42,6) en cuanto «soportó el castigo que nos trae la paz» (Is 53,5).

  • Llegada la plenitud de los tiempos, Cristo sella con su sangre la nueva alianza.
  • Aunque nunca es calificada expresamente como alianza de paz, sin embargo, la teología paulina presenta la alianza inaugurada por Cristo como una obra de pacificación.
  • Al sellar la nueva alianza, la sangre de Cristo lleva a cabo la reconciliación y la pacificación de la humanidad con Dios (Rom 5,1.8-10; Col 1,20; Ef 2,16; cf.2 Cor 5,17-21) y nos abre el acceso al santuario celeste (Heb 10,19; cf.

Rom 5,2; Ef 2,18). De la misma manera que la ruptura con Dios (Gén 3) tuvo como consecuencia la ruptura mutua entre los hombres (Gén 4 y 11), así también la reconciliación-pacificación con Dios supone implícitamente la pacificación mutua en el seno de la humanidad.

De hecho, san Pablo asocia también la pacificación mutua entre los hombres con la muerte y la sangre de Cristo: «Pues él es precisamente nuestra paz: gentiles y judíos, de los dos ha hecho uno solo, derribando el muro de separación, la enemistad, anulando en su carne la Ley con sus mandamientos y preceptos, en orden a crear de los dos una sola humanidad nueva en sí mismo, mediante su obra de pacificación, y reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la enemistad» (Ef 2,14-16).

Más aún, la sangre de la cruz, al tiempo que sella la nueva alianza, lleva a cabo la pacificación universal. De la misma manera que el orden natural se había visto afectado por el pecado (Gén 3,17-19; cf. Rom 8,19-22), también se beneficiará de la obra de la restauración: «Pues tuvo Dios a bien hacer residir en él toda la Plenitud y reconciliar por él y para él todas las cosas, pacificando mediante la sangre de su cruz lo que hay en la tierra y en los cielos» (Col 1,19-20).

B) «BIEN» Y «ALIANZA» En el Génesis (26,28-29), el contenido de la alianza entre Isaac y Abimelec se expresa en los siguientes términos: «Ea, haya un juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, pues queremos hacer pacto contigo de que no nos harás mal, como tampoco nosotros nos hemos mostrado hostiles contigo; no te hemos hecho sino bien y te hemos dejado ir en paz ».

El contenido de la alianza está expresado, primero, de una forma negativa, «no nos harás mal», y, luego, en forma positiva mediante el binomio bien-paz, Es decir, junto a «paz» y en paralelismo con él, encontramos igualmente a «bien» como término técnico para expresar el contenido de la alianza.

El lenguaje antitético: «paz-bien» contrapuesto a «mal», «relaciones de amistad» contrapuestas a «hostilidad», etc., es muy frecuente en la literatura federal, no sólo del A.T. (v. gr.: Jer 32,42), sino también del antiguo Medio Oriente, como puede verse, por ejemplo, en los Anales de Asurbanipal. Génesis 26,29, expresa mediante «bien-paz» lo que su lugar paralelo, Gén 21,22-34, resume en el término «hesed», benevolencia (v.23).

Ambos pasajes ofrecen un contexto similar. Ante fricciones y tensiones existentes o posibles entre los clanes de Abraham (Gén 21) e Isaac (Gén 26) y las gentes de Abimelec, se juran mutua lealtad, fidelidad y amistad. Este es el sentido fundamental de los términos «bien-paz» y «benevolencia» en estos contextos.

El pacto entre Labán y Jacob (Gén 31,44-53) versa prácticamente sobre el mismo contenido, aunque aquí está expresado solamente en forma negativa: «Testigo sea este majano y testigo sea esta estela de que yo no he de traspasar este majano hacia ti ni tú has de traspasar este majano y esta estela hacia mí para nada malo ».

La expresión «para nada malo» dice en forma negativa lo que «para bien» (Jer 21,10; 39,16; 44,27; Am 9,4; 2 Crón 18,7) diría en una forma positiva. Lo mismo que en los casos anteriores se sigue tratando de un acuerdo de paz y no agresión. En Oseas encontramos dos veces el sustantivo «bien» en contexto de alianza: «Porque han quebrantado mi alianza y han apostatado de mi Ley,

Israel ha rechazado el bien » (8,1.3). «Bien» no solamente está en paralelismo con «alianza» y «ley», sino que viene a ser un resumen y una ulterior explicación de ambos términos. El paralelismo implícito que Oseas establece entre el «conocimiento de Dios» (v.2) y «bien» (v.3) acentúa aún más la relación de este último término con «alianza».

En efecto, en Oseas el «conocimiento de Dios» pertenece al círculo de términos vecinos a la alianza. Al hablar de la nueva alianza (2,20-22), Oseas la presenta bajo la imagen de una unión conyugal, en la que los dones aportados por el Esposo son: justicia, equidad, amor, compasión, fidelidad; la aportación que se pide a la esposa es precisamente el «conocimiento de Yavé» (v.22).

Frente a las acusaciones de Oseas, el pueblo protesta y hace alarde de «conocer a Yavé» (8,2); pero el profeta no admite la réplica y la excusa del pueblo. Es precisamente este «conocimiento de Yavé» lo que Oseas echa en falta (4,1-2; 6,4 s.). O lo que es lo mismo: «Israel ha rechazado el bien», ha rechazado la alianza, no se ha abierto por el «conocimiento de Yavé» a los beneficios que ésta ofrecía.

El paralelismo implícito que Os 8,2-3, establece entre «conocimiento de Dios» y «bien», se presenta en 6,6-7, bajo la forma «conocimiento de Dios» y «alianza». «Después volverán los hijos de Israel; buscarán a Yavé su Dios y a David su rey, y acudirán con temor a Yavé y a su bien en los días venideros» (Os 3,5).

Este «bien» debe interpretarse a la luz de Os 8,1-3, y teniendo en cuenta el intenso fondo de alianza de Os 1-3. Es decir, Oseas concibe la conversión escatológica de Israel como una vuelta al Yavé de los días del desierto (cf.2,16; 11,1-4; 12,10) y a las bendiciones y favores de su alianza. El binomio «paz-bien» se halla presente en la lamentación de Jeremías (14,19-22), basada en la dialéctica de la alianza como medio para mover la misericordia de Dios.

Según la creencia del pueblo, reflejada en esta plegaria, la alianza otorgada por Dios a Israel era el fundamento y la garantía de la paz y del bien (v.19). En el cap.32,38-42, Jeremías anuncia la nueva alianza en los siguientes términos: «Serán mi pueblo, y yo seré su dios; y les daré un mismo sentir y un mismo caminar, de suerte que me teman todos los días para bien de ellos y de sus hijos después de ellos.

  • Pactaré con ellos alianza eterna.
  • De hacerles bien y pondré mi temor en sus corazones, de modo que no se aparten de junto a mí; me dedicaré a hacerles bien y los plantaré en esta tierra firmemente.
  • Porque así dice Yavé: Como he traído sobre este pueblo todo este gran mal, así yo mismo voy a traer sobre ellos todo el bien que pronuncio sobre ellos, y se comprarán campos en esta tierra.».

El simple hecho estadístico de repetirse cuatro veces la raíz «tôb» (bien) en relación con la nueva alianza por Jeremías, subraya la afinidad existente entre ambos términos. El acento recae especialmente sobre el v.42, que expresa el contenido de la alianza mediante «bien» contrapuesto a «mal».

  • Esta contraposición «mal-bien», como expresión de los aspectos negativo y positivo de la alianza, la encontramos ya en Gén 26,26-33, y especialmente en el v.29 (cf.
  • También Gén 31,52), y la encontramos de nuevo en los pactos del antiguo Medio Oriente.
  • De la misma manera que el Éxodo de Egipto (Éx 18,9), la donación de la tierra (Núm 10,29.32) y la elección de la dinastía davídica (2 Sam 7,28) vienen expresados por la palabra «tôb», «bien» (véase «tûb» en Is 63,7, referido a toda la historia salvífica: 63,7-64,11), así también Jeremías (29,10-11.32; 31,12.14; 32,38-42; 33,9.14) y el 2.° Isaías (Is 52,7) presentan la restauración postexílica bajo la misma terminología.

En todos estos contextos el término «bien» tiene un acentuado sentido salvífico y escatológico, en cuanto toda esta actividad salvífica de Yavé es siempre anuncio y garantía de futuras intervenciones. El término «bien», como expresión de la naturaleza y actividad salvífica divina, alcanza importancia y amplitud especial en los salmos y literatura cultual.

En el templo y en las celebraciones litúrgicas, en la intimidad y familiaridad con Dios, era donde el israelita tenía la máxima experiencia de la bondad salvífica de Dios. No es solamente el estribillo, «Porque es bueno, porque es eterna su misericordia», repetido con tanta profusión (v. gr.: Sal 135), sino que existe además una serie de salmos que cantan la bondad divina manifestada en el templo (Sal 16; 27; 65,5; 73,28; 145,7; cf.

Éx 33,19). Este hecho explica la fuerza de atracción que acompaña a la liturgia de la entrada en la ciudad santa y en el templo: Sal 5.8; 15,1; 24; 34,9; 42-43; 61; 91; 95; 122; etc. Aquí habría que añadir asimismo toda una larga lista de pasajes en los que la actividad salvífica de Yavé está expresada por el verbo «yatab» (hacer el bien), de la misma raíz que «tôb». III. «PAZ» Y «BIEN» EN LOS PACTOS DEL ANTIGUO MEDIO ORIENTE A) PAZ Y PACTO Una de las características más significativas y constantes de los pactos del antiguo Medio Oriente es su estrecha relación con el concepto de paz. La paz, no solamente señala el contenido y el clima que rodea el pacto, sino que en muchos casos éste viene designado con la palabra paz. Es decir, pacto y paz son equivalentes. En la literatura de Mari el contenido del pacto e incluso el pacto mismo son designados con salimum o salâmum, términos equivalentes al «shalôm» (= paz) hebreo, los cuales significan estar bien dispuestos hacia alguien, tener relaciones amistosas con él. Encontramos estas palabras en las composiciones siguientes: «establecer la paz», «hacer la paz», «ofrecer la paz», «recibir la paz». La presencia de «sulummu» o «salimu» (= paz), como paralelos y expresión del contenido de «adê» (= pacto), es muy frecuente en la literatura neoasiria : «establecer un pacto y relaciones de paz», «establecer un pacto y relaciones pacíficas», «establecer un pacto de paz o amistad», «hagamos la paz entre nosotros» o «hagamos un pacto entre nosotros», etc. (Anales de Asurbanipal). En Ugarit encontramos la voz «salama» (= paz) en el mismo contexto federal y con la misma significación que «salîmum» y «sulummû» tenían en Mari y en Asiria. B) BIEN Y PACTO En la literatura neoasiria, sobre todo en los Anales de Asurbanipal, la presencia de «tabtu» (= el bien) junto a «adê» (= pacto) está ampliamente documentada. He aquí algunos ejemplos: A la vista de las calamidades que azotaban a Arabia y a su rey Uaite, el pueblo se preguntaba: «¿Por qué viene sobre Arabia todo este mal? Y mutuamente se respondían: Porque no guardamos los grandes pactos de Asiria; porque pecamos contra el bien de Asurbanipal». Este texto de los Anales de Asurbanipal evoca necesariamente Os 8,1-3 y Dt 29,23-28; cf. Jer 22,8-9; 16,10-13; 1 Re 9,8-9. «Yauta, hijo de Azael, rey de Kidri. pecó contra los pactos (concluidos) conmigo y no guardó el bien, sino que se sacudió el yugo de mi soberanía» (Anales de Asurbanipal). En el primer texto se decía «no guardar el pacto», «pecar contra el bien»; en el segundo, en cambio, se dice «no guardar el bien», «pecar contra el pacto». Este uso indistinto de fórmulas acentúa todavía más el paralelismo entre «adê» (= pacto) y «tabtu» (= el bien). Los citados Anales ofrecen otros muchos ejemplos. En una lectura comparativa de las cartas 136 y 138 de El Amarna se observa que son paralelas estas tres expresiones: «hacer la paz», «concertar el bien» (= establecer relaciones amistosas), «hacer alianza». En la correspondencia entre las cancillerías de Egipto, Babilonia, Asiria y Mitania, el término «tabutu» (= el bien) recurre con frecuencia con motivo de la negociación de nuevas alianzas o la renovación de las ya existentes. Dicho término aparece también en paralelismo con «ahutu» (= hermandad), otro de los términos técnicos para designar el pacto o su contenido: «Entre los reyes (debiera existir) hermandad, amistad (lit. el bien ), paz y buenas relaciones». En la 1ª carta de El Amarna, Amenofis III escribe al rey de Babilonia y le dice: «A propósito de esto me escribiste también tú diciendo: Haya hermandad amistosa (lit. hermandad buena ) entre nosotros». Con el mismo sentido técnico de «amistad» o «buenas relaciones», concertadas a través de un pacto, encontramos tres veces el término arameo tbt’ en las estelas de Sefire. C) EL BINOMIO «BIEN-PAZ» Y EL PACTO Según el P. Morán, el binomio «tubtu u sulummú» (= bien y paz) se emplea solamente en relación con el pacto, para expresar su contenido. Parece tratarse de una expresión antigua que continuó vigente hasta el período neobabilónico. He aquí dos ejemplos: «Concertó el bien (i.e. amistad) y paz con Asur-bel-Kala, rey de Asiria». «En tiempo de Asur-bel-Kala, rey de Asiria, Marduk era rey de Babilonia, y establecieron relaciones amistosas (lit. el bien ) y paz mutua entre ambos». Los ejemplos podrían multiplicarse aún más con «damqatum» (= el bien), que se usa como sinónimo y en vez de «tubtu» durante el período de Mari. En este sentido son significativas las siguientes expresiones: «Los mensajeros del rey Esnuna vinieron a la corte para concertar paz y bien (i.e. relaciones amistosas)». « Paz y bien (i.e. buenas relaciones) han sido establecidas en toda la tierra». En el período neoasirio «damiqtu» y «tubtu» en el sentido de «bondad-beneficio» se usan indistintamente. IV. CONCLUSIÓN «Paz y Bien»: he ahí una fórmula que sobrevive desde el segundo milenio antes de Cristo hasta nuestros días. La fórmula es la misma, pero el contenido, no. Aun permaneciendo las mismas, las palabras van cambiando de significación con el correr del tiempo y según los diversos ambientes. Esto ha ocurrido también con la expresión «paz y bien». Al pasar del uso profano al mundo de la Biblia, la hemos visto cargarse de contenido teológico, hasta el punto de convertirse en la fórmula estereotipada y técnica para expresar la futura salvación mesiánica. Llegada la plenitud de los tiempos, la fórmula ya no es tanto una mera expresión cuanto una persona. La Paz y el Bien son Cristo. Por lo que se refiere a la paz, san Pablo lo afirma expresamente: «Cristo es nuestra Paz» (Ef 2,14). Es nuestra paz, porque nos ha puesto en paz con Dios; porque ha llevado a cabo la pacificación mutua entre los hombres, derribando los muros de separación, odio y hostilidad que los tenían divididos; porque «mediante la sangre de la cruz, ha pacificado todas las cosas, las de la tierra y las del cielo» (Col 1,20) Es decir, el saludo «Paz y Bien», en labios cristianos, resume en sí todos los bienes de la Redención y al Autor de los mismos.